Nos adentramos en las islas baleares menos conocidas y masificadas.
Mallorca, Menorca, Ibiza y… ¿se acabó? ¡Nada de eso! Existen otras islas más pequeñitas que merecen mucho la pena. Lugares casi vírgenes y a menudo muy poco poblados -en ocasiones, inhabitados- que esconden atractivos que a buen seguro te cautivarán. Un buen plan para sacar todo el jugo a las Islas Baleares si ya has visitado las grandes islas con anterioridad o te apetece huir de la masificación.
Formentera
Aunque forma parte, junto con Ibiza, del subgrupo denominado “Islas Pitiusas”, Formentera no es todavía tan visitada como sus hermanas mayores. Sí que cuenta con una constante afluencia de viajeros italianos, aunque allí no veremos las estampas de turismo de masas que tanto caracterizan a las grandes islas del archipiélago. De hecho, lo que más atrae a quienes visitan la isla es la atmósfera de paz que desprende en cada rincón. Eso sí, conviene recordar que Formentera no tiene aeropuerto, por lo que lo más operativo es reservar unos vuelos baratos a Ibiza y desde allí coger un ferry. Una opción, la del barco, que también tenemos a nuestra disposición desde la localidad alicantina de Dènia.
Una vez allí, podrás disfrutar de sus hermosas playas, como la Playa Illetes, o sus retiradas y apacibles calas, como Cala Saona, la cual se abre al mar flanqueada por impresionantes acantilados. Dada las distancias muy manejables, puedes hacer una ruta playera muy completa mediante un alquiler de coches en Formentera, una opción, además, que puedes disfrutar desde 50 €.
Capítulo aparte merecen sus faros, los cuales a menudo forman parte de las estampas más famosas de la isla. Te recomendamos especialmente en Faro de la Mola, ubicado en el sur de la isla. En ocasiones al Faro de la Mola se le denomina como “El faro de Julio Verne”, dado que el famoso escritor francés mencionó el entorno de la Mola en su novela Héctor Servadac. Muchos dicen que la peculiar orografía de Formentera (esencialmente plana pero que comienza a empinarse hasta culminar en los acantilados de La Mola) inspiró a Verne una pista de despegue y aterrizaje de extrañas naves. Sea como fuere, una placa conmemora hoy en día este feliz encuentro entre el eterno novelista y Formentera.
Cabrera
Situada a apenas una hora en barco de Mallorca, es un auténtico paraíso virgen, declarado Parque Natural, que cuenta con el litoral mejor conservado de España. Algo que, sin duda, se debe a las estrictas restricciones que regulan tanto las actividades de buceo, como de pesca y fondeo. Es por todo ello que sus visitas están muy reguladas y para conocerla necesitas reservar una excursión con antelación. Además, normalmente las excursiones suelen durar un día y estar muy pautadas para asegurar la buena conservación de su entorno natural. Para visitarla no tienes más que reservar unos vuelos baratos a Mallorca y desde allí tomar el barco en el puerto de Colonia de Sant Jordi o Portopetro, ambos ubicados en el sur de la isla.
Una primera aproximación puede ser la visita a su castillo, una fortificación edificada para proteger las costas de la isla de los ataques berberiscos. Desde este castillo pueden obtenerse buenas panorámicas tanto de la isla, como de la costa y el mar. Otra opción para disfrutar de la isla en todo su potencial es alojarse en su albergue, ubicado a tan sólo a 40 metros de la playa. Eso sí, recuerda que necesitarás reservar tu plaza antes de llegar a la isla.
Y si quieres disfrutar del encanto paisajístico, nada mejor que realizar la conocida como Ruta de Ses Figueres, un recorrido senderista que te adentrará en la naturaleza de la isla. Se trata de un recorrido de hora y media a través de las colinas de la isla.
Dragonera
Un islote de 3.200 metros de largo por 500 de ancho que, pese a su reducido tamaño, tiene mucho que ofrecer. Se ubica al oeste de Mallorca, por lo que la mejor manera de llegar a ella es tomando un barco desde el Puerto de Andratx. Declarada también Parque Natural, cuenta con varias especies de fauna. Especialmente abundantes son los lagartos, de hecho una de las explicaciones del nombre de la isla es precisamente la amplia presencia de este reptil (lagarto en el catalán de Baleares se dice “dragó”). Existen muchas rutas para explorar la isla, muy a menudo relacionadas con los diferentes faros que en ella se se erigen.
Así, puedes realizar la ruta del Faro de Tramuntana, desde el cual podrás ver la famosa sierra homónima de Mallorca, la ruta del antiguo faro de na Pòpia, hoy inactivo pero que en su tiempo fue el faro más alto de España. Una buena ruta si no dispones de mucho tiempo es el itinerario de na Miranda, que te llevará al mirador del mismo nombre, desde el cual podrás asomarte al Mediterráneo en todo su esplendor.
Isla del Aire
Este islote de poco más de 3 km es especialmente recomendable para los amantes de la fauna. Puedes visitarlo contratando una excursión en barco, tras hacerte con unos vuelos baratos a Menorca, dado que se ubica al sudeste de esta isla. Allí te encontrarás, además del habitual faro del siglo XIX, un entorno natural que cuenta con habitantes muy singulares: las lagartijas negras. Un peculiar reptil de color negro con reflejos azules en la parte superior cuya presencia en el planeta se circunscribe a este pequeño islote. Se considera que es una de las pocas especies de reptiles anteriores al ser humano que se conocen y su supervivencia hasta nuestros días puede calificarse casi de milagrosa.
Este hecho, unido a su paisaje, dominado por la mata baja y las flores, convierte a este islote en un paraje que transpira primitivismo por todos sus poros. Sobre todo por la gran concentración de reptiles existente -de hecho, es una de las más altas del planeta-, algo que a muchos les da algo de cosa aunque, nos preguntamos nosotros, hasta en el Paraíso había serpientes, ¿no?