A día de hoy muchos viajeros se empeñan en organizar viajes con visitas planeadas desde el amanecer hasta la caída del sol, e incluso más… El objetivo no es otro que asegurarse que cada minuto, cada segundo, se aproveche al máximo, pero… ¿qué es aprovechar al máximo? ¿Qué nos produce el máximo placer a todos los niveles?
¿Cuál es tu estilo ante las vacaciones? ¿Eres de los que buscan un viaje relámpago con 10 días para descubrir un país entero o prefieres una escapada sin nada especial más que disfrutar del tiempo, de un buen libro, mientras la marea va y viene? A veces parece que los tiempos dorados de las vacaciones para no hacer nada pasaron, ahora el camino está repleto de experiencias turísticas con mil y una actividades, aunque sean fiestas, y las experiencias culturales abarcan un marco mucho más amplio.
La idea es maximizar el tiempo, ¿no?
Bueno, pues no debemos olvidar la moderación.
Si eres el típico viajero que sólo quiere ver y ver, pero luego no quiere tener la necesidad de dejar un solo día para recuperarse de las vacaciones… ¿por qué no redescrubrir el arte del relax?

Tampoco está de más que si no paramos, queremos verlo todo en unos días, posiblemente no sepamos casi ni lo que vimos… al final el recuerdo no será más que un cúmulo de imágenes sin orden.
Elige un destino adecuado para tu forma de “no hacer nada”
Cuando el ritmo de nuestro mundo, nuestra vida y la sociedad en la que vivimos, nos desbordan, sólo queda una salida…. desconectar de todo, relajarnos, recuperar energías. Para esto es muy importante saber elegir un destino, país o región, que se ajuste a nosotros. Por esto debemos entender que la búsqueda se debe enfocar a un lugar en el que podamos encontrar nuestro hueco para la desconexión.
Si encontramos un vuelo barato a Londres, mejor si no nos quedamos en la ciudad, vayamos a las montañas o la costa, pero no demasiado lejos, no merece la pena perder el tiempo en desplazamientos. Eso sí, relajarse no implica no hacer nada en el sentido más literal, eso nos aburrirá. Busquemos actividades que nos ayuden a desconectar, que nos despierten sensaciones positivas y no nos generen estrés.
Para otros, la idea quizás vaya encaminada más bien a un país como Marruecos, un lugar en el que dejar de lado los estresantes y antinaturales parámetros que rigen nuestro mundo urbano.
Deja los “gadgets” en casa
La relajación y el recuperarnos no incluye pasar los días frente a la pantalla de un ordenador. Vale, ahora puede sonar duro, pero probablemente sabes que es cierto. Deja el portátil en casa, sobre todo si es el que usas para trabajar. Mejor no tener nada en nuestro entorno que nos recuerde a la oficina, y el teléfono porque realmente puede ser necesario, pero si no estamos todo el tiempo atentos a buen seguro que lo agradeceremos.

Prepárate para la ocasión, que tu ropa te acompañe
Lo mejor de no hacer nada es precisamente no hacer nada “serio”, con lo que no necesitarás un vestido de noche o un traje. Lleva lo necesario, casi lo justo, sin más. Y no olvides que si llevas algo de ropa de deporte, no está demás. El motivo principal es que a buen seguro que tu cuerpo agradece un poco de ejercicio a la luz del sol, y he aquí una de las claves, al aire libre y bajo el sol…
Elementos esenciales
Algún que otro libro, playita, sentir el agua del mar (o en su defecto de un río, lago, piscina,…), sandalias, una hamaca, algo de música, ropa cómoda y/o de deporte, una cama suave y acogedora,… Elementos que nos pueden ayudar en un viaje de este tipo, aunque todo depende de nuestras expectativas.
Aunque lo primero a tener en cuenta, es que cada persona tiene su propia forma de entender el relax, por eso debemos pensar en que se ajusta más a nosotros, a nuestra personalidad. Y la vuestra, ¿cuál es?
Imgs: Benson Kua, Vassilena, Kaptain Kobold
Un comentario a “El arte de no hacer nada en vacaciones”