El Magazine del Viajero
Volvemos a dirigir nuestras miradas a esas islas tan peculiares que en ocasiones podemos encontrar, y en este caso la senda de lo peculiar nos lleva a México, en concreto a Xochimilco. Un lugar que alberga un lugar escalofriante, que parece casi salido de una película de terror… Bienvenidos a la isla de los muñecos…
La tumultuosa México Df, una metrópoli que bulle en su densidad poblacional, parece poco posible encontrar una escena que bien podía haber salido de “El proyecto de la bruja de Blair”. Pero como no, lejos de ese incesante ruido hay un rincón… que parece estar bien lejos de ser un paraíso.
En la delegación de Xochimilco encontramos una isla fluvial que nos dejará el vello de punta, uno de esos lugares en los que no nos gustaría despertar solos en la noche. Es conocida como la Isla de las Muñecas, y aquí os tramos su historia.
Acercándonos a la Isla de los Muñecas, México
Los canales de Cuemanco existen numerosas islas, las llamadas chinampas, algunas de ellas habitadas, aunque no es el caso de esta… Aunque sí que lo estuvo hace un tiempo, en concreto 60 años, cuando en sus tierras emergidas vivía Julián Santana Barrera, hermitaño y, en ocasiones, un poco alejado de la realidad.
Pero, ¿quién era Julián?
Hablamos de un tipo retraído, un poco encerrado en sí mismo, pero con la honesta humildad de su modo de vida: vendía en el pueblo lo que plantaba en la isla. Como podemos imaginar, no era la persona más comunicativa, con sus altibajos y, porque no decirlo, algún que otro roce con algún que otro vecino un poco más irascible de lo que posiblemente debiera.
Pero sobre todo, tenía una costumbre muy particular: recogía muñecas, recogiéndose cada vez más y más en si mismo. Según cuentan, su obsesión por estas venía derivado de su creencia en que servían para “espantar a los espantos”, como decía su sobrino Anastasio.
Y lo que parecía atraer esos espantos no era otro hecho que la muerte de una joven ahogada en el canal frente a su isla, tras esto decían que se escuchaban las voces, pasos, gritos y lamentos de la fallecida. Una historia cuyo final, por ahora, no es menos retorcido: Julián murió en 2001 en el mismo lugar que la mujer que falleció tiempo atrás y la historia que había detrás de esto no era menos llamativa…
Según cuentan, el anciano se acercó al canal para pescar, algo casi rutinario, pero en ese momento le decía a su sobrino que había una sirena que lo quería llevar con ella. Él por su parte, decía que le cantaría para que no lo hiciera. Sin embargo, un infarto lo empujó al canal y allí perdió su vida.
Esta curiosa historia nos deja unas imágenes impactantes a día de hoy, aquí os dejamos una muestra de lo que nos encontraremos si la visitamos.
Y para remtar, un vídeo que nos llevará a meternos de lleno en la Isla de las Muñecas:
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