Variedad de personas, variedad de cultura, variedad en las costumbres funerarias y cementerios… y mucho más, es la riqueza de la diversidad. Los orígenes de las costumbres son tan variados como sus resultados que van desde la Sapânța rumana a las tradiciones del Tirol austriaco, en algunos casos nos resultará hasta difícil contener la sonrisa… Pero no te sientas mal, parte de su objetivo es trasmitir buenas sensaciones.
Cuando morimos todos parecemos buenas personas, se olvida todo lo malo y solo se remarca la parte positiva de la persona, los buenos recuerdos, obviándose los puntos más negativos. Un caso muy especial lo encontrarás si coges un vuelo a Rumanía, en la aldea de Sapânța, al norte del país, donde lo ven de forma muy diferente, al menos en el alegre cementerio de Cimitirul Vesel…
Cimitirul Vesel
En la región rumana de Maramureș es famosa a nivel mundial. Y no solo por sus pueblos pintorescos o bellos paisajes, si no que también lo es por el cementerio de Sapânța. El inicio de todo fue el epitafio del artista Ioan Stan Patras, él fue quien creó la primera cruz de madera decorada con grabados irónicos e ingeniosos allá por el 1935.
Con el paso de estos más de 40 años se han ido creando más de 800 obras de arte que describen la vida y, sobre todo, la muerte de los habitantes de este pueblo. De hecho lo hacen de una forma realmente honesta y directa, lo que le otorga un matiz más atractivo si cabe.
Ioan Stan Patras ha ido desarrollando, con el paso del tiempo, un estilo de color y simbolismo muy característico, destacando el humor negro que hace referencia a la vida en el pueblo. Aquí celebran la muerte como un paso transitorio hacia una vida mejor, como algo positivo dentro de lo que cabe.
Patras murió en 1977, por supuesto tras haber creado su propia placa. Desde entonces, el encargado de las tallas es Dumitru Pop, manteniendo el simbolismo y el humor negro que atrae cada vez a más turistas.
Como en todo pequeño pueblo que se precie, no hay secretos. En la tumba del borracho vemos un esqueleto negro bebiendo de una botella de “veneno real”. Algunos ejemplos de epitafios, en traducción libre eso sí, son los que siguen:
“Joan Toaderu amaba los caballos. También le gustaba otra cosa muy diferente, como era sentarse en la mesa del bar junto a la esposa de otro”
“Esta fue una pesada cruz, decía mi pobre madre. No trate de despertarlos, si vuelves a casa, van a arrancarte la cabeza”
“Schmore es el infierno, maldito taxi que venía de Sibiu. De entre todos los luagres del país tu tenias que pararte aquí, tu me golpeaste y me enviaste a la muerte, dejando mis padres con toda su tristeza”
Marterltaferln en el Tirol
El siguiente es un ejemplo de lo que podemos ver en la parte norte del Tirol, Salzburgo y Baviera, donde entienden la muerte con bastante sentido del humor. Fue el herrero Hans Guggenberger quien parece que inició esta tradición, dejando mensajes no tan habituales en los epitafios.
Los consejos recogidos en este cementerio tirolés no solo te sacará una sonrisa, si no que también te hará pensar.





Y tu, ¿también prefieres esta forma de entender la muerte?