¿Qué te parecería sumergirte en la Irlanda salvaje? La carretera escénica que recorre la costa este de Irlanda del Norte te llevará de Belfast hasta la Calzada de los Gigantes, pasando por los nueve valles de Antrim, en un viaje que no podrás olvidar.
Aterriza en Dublín y alquila un coche en su aeropuerto, o directamente busca un vuelo barato a Belfast, pero no te puedes perder los pintorescos paisajes de Irlanda del Norte. Su capital bien merece pasar un fin de semana: comienza con una visita al centro de la ciudad con su majestuoso Ayuntamiento y su famosa Queen’s University.
En el museo del Titanic podrás conocer todos los detalles del tristemente famoso transatlántico, que fue construido en los astilleros de la ciudad en 1911. Puedes continuar tu visita con el Museo de Ulster, donde podrás admirar su colección de arte, arqueología y etnografía, que incluye piezas de la Armada Invencible. Una vez terminada la visita cultural, puedes coger un “black cab” que te servirá de guía para descubrir los barrios del noroeste. Es aquí, en Shankill y Falls, donde las secuelas del enfrentamiento entre unionistas y republicanos son más visibles.

Sumérgete en la historia del país
Los numerosos murales dedicados a los combatientes de ambos bandos, y de conflictos nacionalistas del mundo entero son las pruebas visibles de la división entre las dos comunidades. El muro de la paz, que separa los barrios protestantes y católicos está repleto de mensajes de reconciliación escritos por turistas de todo el mundo.

Después de esta “visita política”, indispensable para comprender la historia del país, toma la ruta hacia la Calzada de los Gigantes. Este fenómeno geológica, Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1986, está formado por 40.000 columnas de basalto de origen volcánico, semihundidas en el mar.
Según la leyenda, se formó cuando dos gigantes enfadados, unos en Irlanda y otro en Staffa, comenzaron a tirarse enormes rocas, y después caminaron sobre ellas, hundiéndolas en el mar. El verdadero origen es un poco más aburrido, ya que la Calzada de los Gigantes se formó en una erupción volcánica hace unos 50 o 60 millones de años.

La ruta costera de la Calzada de los Gigantes
Si la Calzada de los Gigantes es magnífica, no lo es menos la costa norirlandesa. El nombre de carretera escénica es totalmente acertado, ya que son numerosos los puntos de vista excepcionales que en ella puedes encontrar mientras recorres los nueve valles de Antrim.
Las verdes planicies, los pueblos con casas de vivos colores, los pequeños puertos pesqueros, o las grandes playas encajadas entre gigantescos acantilados, son paradas ideales para un almuerzo o un encuentro con los lugareños.

En esta misma ruta, en dirección a la Calzada de los Gigantes, te debes detener por un instante para admirar las ruinas de Dunluce Castle, todavía imponentes desde lo alto su peñasco. Otra etapa impresionante, unos kilómetros más adelante, es el puente colgante de Carrick-a-Rede que, con una altura de 25 metros sobre el mar, te ofrecerá unas vistas espectaculares de los acantilados azotados por las olas.

Y como colofón de este periplo, nada mejor que una visita a la destilería Old Bushmills, para degustar un delicioso whiskey en la que es la última destilería visitable de Irlanda que todavía está en actividad.
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