Desde las cumbres del Himalaya hasta la cordillera de los Andes, nuestro hermoso planeta está lleno de altas montañas que escalar. Pero los que disfrutan de las ascensiones a gran altura se enfrentan a menudo al mal de altura, una causa directa de la reducción de oxígeno en la sangre. Aquí tienes algunos consejos sencillos para ayudarte a afrontarlo.
El mal de montaña en pocas palabras
A 3.000 metros de altura, la cantidad de oxígeno disponible en el aire es el 68% de la disponible a nivel del mar. A 5.000 metros, es sólo la mitad. No es de extrañar que el cuerpo aumente su ritmo cardíaco para inhalar más oxígeno.
El mal de montaña afecta a un 15% de las personas a 2000 metros y a un 60% a 4000 metros. Los síntomas incluyen dolor de cabeza en casi el 100% de los casos, insomnio en el 65%, pérdida de apetito y náuseas en el 30%. Estos síntomas aparecen entre 6 y 24 horas después del inicio de la estancia en altitud. En los casos más graves, pueden producirse trastornos del equilibrio y de la conciencia. Aún así, conviene tener en cuenta que tener en cuenta que no todo el mundo es igual ante el mal de altura y que la intensidad de las reacciones varía de un viajero a otro.
¿Cómo prevenir el mal de altura?
¿Ha encontrado unos vuelos baratos a Nepal y sueñas con recorrer los Annapurnas? Asegúrate de seguir estos pocos consejos:
- Aclimátate. Sube poco a poco, intentando no superar los 400-500 metros de desnivel por día a partir de los 3500 metros;
- Pasa al menos dos noches en la misma altitud cada tres días;
- Evita los esfuerzos físicos extenuantes;
- No tomes ningún medicamento que pueda impedirte notar los primeros síntomas;
- No dudes en consultar a un médico de montaña que pueda prescribir un tratamiento preventivo o curativo contra el mal de altura;
- Masticar hojas de coca si se viaja por Sudamérica;
- Bebe mucha agua antes y durante la subida.
¿Qué hacer en caso de mal de montaña agudo?
Si empiezan a aparecer síntomas de mal de altura y te estás quedando sin oxígeno, interrumpe el ascenso inmediatamente. Si los síntomas persisten, desciende a una altitud menor. Algunos medicamentos pueden reducir los síntomas, pero pueden no ser compatibles con una actividad física intensa.
En algunos refugios de altura, sobre todo en los Alpes, encontrarás cámaras hiperbáricas que permiten simular las condiciones a nivel de oxígeno de una bajada de altitud. También te aconsejamos que no suba nunca solo y que comunique a alguien sus síntomas en cuanto aparezcan.