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El Magazine del Viajero
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En esta construcción futurista de Bremerhaven se encuentra uno de los museos más curiosos y llamativos, un lugar en el que disfrutar de las sensaciones que se tienen en puntos tan lejanos entre sí como pueden ser la fría Antártida o los secos desiertos, pasando por la calidez mediterránea de Cerdeña. Entra y descubre las distintas regiones climáticas del mundo.

Las diferencias en la climatología de nuestro planeta la encontramos habitualmente en un entorno en el que para percibir un cambio brusco es necesario recorrer kilómetros y kilómetros. Sin embargo, en el puerto de Bremerhaven nos encontramos con un original experimento. En él se muestra algo tan complejo como es el clima a una escala que nos permite recorrer las diferentes franjas en un breve período.

A medio camino entre un barco y una nube, en una edificación de 125 metros de ancho y 82 de alto, nos muestran las características del lluvioso clima alemán, el sofocante y seco calor de los desiertos o la calidez y suavidad de los climas del Mediterráneo.

El museo

La “Klimahaus 8° Est” es una joya tecnológica, además de un curioso logro arquitectónico de la vieja Europa. El edificio, como ya hemos dicho, es un poco una fusión de conceptos: a medio camino entre un barco y una nube. Desde el exterior observamos una cobertura acristalada que oculta la gran estructura metálica.

La exposición abarca unos 12.000 metros cuadrados, divididos en cuatros grandes áreas.

  1. Elementos del clima
  2. La historia
  3. El futuro
  4. El módulo más grande, en este podemos realizar un viaje por todas las regiones climáticas que encontramos en la línea de longitud 8 en nuestro planeta, la que corresponde a la ubicación del museo pero jugando con la latitud. Es, quizás, la sala más llamativa.

El viaje

El viaje se inicia en la ciudad alemana, de clima lluvioso y perteneciente a la región hanseática, desde aquí, en un tren virtual, recorremos en tan solo unos segundos cientos de kilómetros.

Bremerhaven
Bremerhaven

La primera parada la realizamos en el glaciar suizo de Blüemlisalphorn. Aquí caminamos por un verde prado, con la típica imagen de las vacas de las montañas, mientras ascendemos entre las formaciones que se elevan sobre el glaciar. En este recorrido aprendemos, no solo sobre el clima, si no también sobre sus efectos en las sociedades humanas, con lo que entenderemos el por qué de la trashumancia o las consecuencias del deshielo.

Seguimos avanzando hasta dejar atrás los diferentes climas continentales, es entonces cuando llegamos a Cerdeña. Pasamos de un salto de los -2 grados de los Alpes suizos a los 30 de la isla mediterránea.

De pronto entramos en un mundo mágico al más puro estilo de Alicia en el País de las Maravillas. Paseos a escala en los que nos sentiremos pequeños como insectos caminando entre enormes tallos.

De aquí llegamos al Sahel, un lugar en el que la sequía, el calor, la arena y el viento han tomado el control. En el camino de Cerdeña a Níger nos encontramos un serpenteante camino a lo largo de un río seco.

Aquí podemos sentir el desierto de piedra con temperaturas que superan los 35 grados. El sol artificial hará que todo sea más realista. Además de las sensaciones, en las salas laterales podremos aproximarnos a la vida nómada de los Tuareg: el duro trabajo de moler el mijo, la extracción de agua a más de 30 metros de profundidad y otras actividades que se complican cuando hablamos de la vida en el desierto.

Una curiosa y edificante forma de conocer un poco mejor nuestro mundo, ¿alguno de vosotros lo ha visitado ya?


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