Finlandia, una completa desconocida hasta hace poco para el público peninsular, nos empieza a mostrar sus encantos. Desde una obligada visita a Helsinki a los paseos por el Circulo Polar o la visita a los “dominios” de Papá Noel, sin olvidarnos del espectáculo natural que suponen las auroras boreales. Finlandia, es el espíritu mismo de la naturaleza.
Un lugar que tanto vivió y temió las consecuencias de ser encrucijada y frontera entre las dos europas (aún hoy en algunas residencias de estudiantes nos seguimos encontrando lo que en su día fueron búnkeres).
Lo primero que se nos viene a la mente al pensar en estas tierras es una imagen de frío y nieve, en muchos casos sin más.
Nada más lejos de la realidad, Suomi (su nombre en finés) es nieve y frío, pero también una explosión de naturaleza como en pocos sitios podremos disfrutar. Es toda una experiencia circular por una carretera y detenernos para ceder el paso a una familia de renos, o poder disfrutar del espectáculo de una aurora boreal, ese momento en el que el sol acaricia la Tierra dando lugar a esa explosión de colores tan especial, tan mágica.
Pero la costa también tiene su encanto, su peculiaridad. Aquí se sitúa Turku, antigua capital y ciudad más antigua, la cual quedó en un segundo plano por su influencia sueca, algo que incomodaba bastante a la Rusia de la época cuando esta ejercía el control sobre tierras finlandesas. En Turku podremos disfrutar de su antiguo castillo, la universidad y su jardín botánico o la Casa de Qwensel.
No podemos seguir nuestro viaje virtual hacia Laponia, en pleno circulo polar, sin detenernos en su frontera, Rovaniemi, la ciudad de Papá Noel. Visita obligada sin vamos con niños, no se pueden perder las caras de asombro cuando “se dan cuenta” de dónde están, es único. Aunque hay que tener en cuenta que está relacionada con la navidad, lo que significa que una foto con Papá Noel nos costará unos 25 €…
En el circulo polar, en Laponia, no podemos perder la ocasión de pescar en uno de los lagos helados, o de dar un largo paseo en trineos tirados por huskys.
De vuelta a Helsinki, disfrutaremos dando un paseo por la fortaleza de suomenlinna, la antigua frontera, o acercarnos a la catedral ortodoxa Uspenski. Y nunca está de más disfrutar de las costumbres locales, como en este caso puede ser relajarnos en sus termas y saunas, lo que nos reconfortará físicamente, a parte de ser un placer en sí, en especial tras un duro viaje a través de la nieve y el hielo…
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Un comentario a “Finlandia, bajo el sol de media noche”