La Ciudad Eterna en 7 películas que tampoco pasan de moda.
Roma es una ciudad especial por muchas razones. Su hondo significado histórico y espiritual, su condición de museo al aire libre y el ser punto de encuentro entre lo moderno y lo eterno son algunas de la causas por las que el séptimo arte la haya elegido como una de sus ciudades fetiche. Y es que es llamativo que tantas películas, y tan oscarizadas, se ambienten en sus calles. A continuación te mostramos algunas de las mejores.
La dolce vita (1960)
Comenzamos por la película romana por excelencia. Una de las obras mayores de Fellini, merecedora de un Óscar a mejor diseño de vestuario. La película sigue los pasos de Marcello, un periodista del corazón que va transitando todos los ambientes de la high class romana con una mezcla de fascinación y hastío. Y es que, mientras que por una parte aspira a elevarse y dedicarse a lo que realmente le gusta, la literatura, se ve continuamente arrastrado a recaer en todo tipo de fiestas decadentes. La película es en sí un canto a Roma; de hecho nos ha dejado las estampas más populares de la ciudad. ¿Cómo olvidar la mágica escena en que Mastroianni y Anita Ekberg se meten en la Fontana di Trevi en plena madrugada?
La gran belleza (2013)
Una película que, en un indisimulado homenaje a la película de Fellini, constituye el complemente ideal para La dolce vita. Ganadora del Óscar a Mejor Película de habla no inglesa, volvió a poner en ruta al cine italiano tras largos años en letargo. La historia nos narra las andanzas de Jep Gambardella, el escritor de un sólo libro que vagabundea de fiesta en fiesta, de mujer en mujer, mientras se plantea dilemas existenciales y creativos. La referencia a La Dolce Vita es tan clara que no podemos sino afirmar que si el Marcello de la película felliniana llegara a viejo, muy probablemente sería el Gambardella del film de Sorrentino. El film es en sí toda una reflexión sobre lo que de verdad importa en la vida realizada al más puro estilo italiano: abigarrado, hiperbólico, excesivo.
Vacaciones en Roma (1953)
La película que unió para siempre a la Ciudad Eterna y la vespa. Dirigida por William Wyler y protagonizada por Audrey Hepburn y Gregory Peck, es probablemente una de las grandes comedias románticas. Este film engrosa la lista de películas ambientadas en Roma ganadoras de Óscar, pues de hecho obtuvo tres: a mejor actriz, a mejor diseño de vestuario y a mejor guión. La historia nos muestra las peripecias de una princesa de un estado europeo no especificado que, harta de los corsés que le imponen el protocolo y las obligaciones de su rango, decide escaparse un rato por la ciudad. Allí conocerá a un hombre, un tanto díscolo, que representa prácticamente todo lo contrario del mundo del que ella proviene. Y, en fin, como en buena comedia romántica, el amor y los malentendidos estarán servidos.
Quo Vadis (1951)
Habiendo sido Roma capital de uno de los imperios que más ríos de tinta y metros de celuloide han hecho correr, no podíamos dejar de lado este particular momento histórico de la ciudad. Y mucho menos un género del cine que en su día tuvo tanto éxito: el peplum. O dicho más sencillo: “una de romanos”. Probablemente una de los mejores peplums es Quo Vadis. Una película que nos habla de los amores entre el general Marco Vinicio y Ligia, una mujer cuya condición de cristiana hará de este romance una muy pesada cruz. A su alrededor pululan personajes reales de aquella época que como Petronio, Séneca e incluso San Pablo dan mucho colorido la película. Aunque, sin duda, el mejor es Nerón, el incendiario emperador interpretado por un Peter Ustinov, como suele decirse, “sembrao”.
Habitación en Roma (2010)
Aunque si de lo que se trata es de incendiar Roma, nada mejor que Elena Anaya y Natasha Yarovenko en esta película de Julio Médem. La historia nos cuenta el encuentro fortuito de dos jóvenes en Roma que inician un affair tan apasionado y como efímero. Una reflexión sobre cómo en ocasiones los sucesos más importantes y verdaderos de nuestra vida son pasajeros, aunque no por ello dejen de marcarnos para siempre. Lo mejor de la película: el estilo contemplativo y lírico de Médem y la actuación de las dos protagonistas. Lo interesante: la relación tempestuosa de las dos protagonistas, no exenta de “guarreridas”, mientras las campanas de las iglesias y de San Pedro repican ahí fuera. Y es que la película de Médem es la muestra de que unos vuelos baratos a Roma pueden dar para mucho.
Ladrón de bicicletas (1948)
La película para muchos fundadora de un género que fue enormemente influyente en los años 40 y cuya influencia se deja sentir incluso hoy: el neorrealismo italiano. Su director, Vittorio de Sica, se propuso un retrato descarnado de la Italia de posguerra (aunque tampoco escatime momentos de gran ternura). La historia, en su sencillez, resulta muy directa y atrapa desde el primer minuto. Básicamente nos narra el periplo de Antonio Ricci, un desempleado que consigue un trabajo pegando carteles…y al que roban la bicicleta. El viaje en busca de su bicicleta le internará en una Roma depauperada y sus no menos devastadas gentes. Si no la has visto ya, merece mucho la pena que lo hagas: no en vano suele aparecer en la lista de las mejores películas de la historia.
Roma (1972)
Otra película de Fellini en la lista. Pero esta vez no se trata del Fellini de los 60, caracterizado por el blanco y negro exquisito y la elegancia de la puesta de escena, sino el Fellini setentero más desbocado, colorista y grotesco. La película es, como diría aquel, rara, rara, rara… Pero por ello mismo muy recomendable. A ratos falso documental y a ratos evocación personalísima de una Roma pasada, la película nos interna en la historia de la ciudad, de sus gentes y, ya de paso, de la infancia de Fellini. A pesar de que el planteamiento puede parecer poco apropiado para una sesión de sofá y mantita, la película cuenta con escenas de esas que se quedan grabadas en la mente. Y para muestra un botón: la famosa escena de un desfile de moda en el Vaticano. Un momento en el que el genio visual de Fellini aprovecha para disparar sobre nosotros todo su arsenal.