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El Magazine del Viajero
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7 obras de arte que nos abren al mundo.

Vivimos tiempos en los que nuestra aproximación al mundo exterior suele estar encuadrada o bien por la pantalla del ordenador o por una ventana. En el Magazine del Viajero apostamos por abrirnos al mundo a través de esta última. Muy especialmente a través de las obras de arte que mejor han representado los interiores domésticos contemplando el mundo. Nuestro recorrido abarca las mejores obras desde el Barroco hasta el siglo XX que han tenido a las ventanas como su tema principal.

Muchacha en la ventana (Dalí)

Una obra de un Dalí veinteañero que ya apuntaba maneras. Como puedes ver, todavía el pintor catalán no había adoptado el estilo surrealista que lo haría célebre en el mundo entero. Pero sí se aprecia su gusto por el realismo y el detalle que tanto amaba en sus maestros barrocos (en especial Velázquez). Pese a todo, ya se aprecia la voluntad rupturista del joven Dalí, especialmente por su apuesta por el realismo en una época (los años 20 del siglo XX) en la que la modernidad pictórica rechazaba la imitación de la naturaleza. El cuadro, por lo demás, es excepcional y a través de él podemos asomarnos al Mediterráneo de la localidad catalana de Cadaqués. Puedes verlo en persona en el Museo Reina Sofía de Madrid.

Muchacha en la ventana, de Dalí

Mujer escribiendo una carta (Vermeer)

Uno de los más grandes maestros del barroco se caracterizó por sus cuadros de interiores. Casas burguesas en las que se comenzaba a vislumbrar la vida de una clase social en ascenso. Recogimiento, paz y también algo de misterio son las notas preponderantes de sus lienzos. En este cuadro de 1670 podemos ver todas las marcas del maestro: una luz que revela las texturas de los materiales, un talento sin igual para representar momentos en suspenso y un dominio magistral del color. ¿Se puede sacar más partido de un simple interior? Nosotros creemos que sí, ¡pero sólo si eres Vermeer! Podrás verlo en la Galería Nacional de Irlanda, en Dublín.

Mujer escribiendo una carta (Vermeer)

Mujeres en la ventana (Murillo)

La pintura española ha sido una de las más «mironas» si atendemos a la cantidad de lienzos de excepcional calidad que representan escenas de balcón. Algo, por lo demás, que no debería extrañarnos dado el buen clima de España y lo cotilla de sus gentes. Murillo ha sido uno de los artistas que mejor ha cotilleado la realidad y muy especialmente con este lienzo. La pintura nos muestra dos mujeres, una más joven y otra más madura en un balcón. Mientras que la joven parece darse al exterior sonriendo a no sabemos quién (tal vez a nosotros), la mujer madura parece querer ocultarse. Un juego de miradas que lleva a plantearse la cuestión del «ojo que mira también es mirado». Uno de los guiños visuales e intelectuales que tanto gustaban en el Barroco y del que Murillo se reveló como un inigualable maestro. Para verlo, tendrás que desplazarte a la Galería Nacional de Whasington D.C.

Mujeres en una ventana (Murillo)

Mujer sentada de espaldas a la ventana (Mattisse)

La pintura de la primera mitad del siglo XX suele plantearse como un duelo entre Picasso y el pintor francés Mattisse. Un enfrentamiento que, para nuestra suerte, se resuelve de acuerdo a nuestro gusto, pero que nos ha dejado auténticas obras maestras. Mattisse era en sí mismo una manera de entender la pintura. Frente al culto a la línea y el dibujo instituido por Picasso en la pintura del siglo pasado, Mattisse representó ese amor por el color, por lo emotivo y lo apacible. Sus temas son siempre tranquilos y domésticos. En ellos cultiva los temas clásicos como bodegones o escenas de interior. Uno de los ejemplos más interesantes de su arte es este lienzo, donde el color se adueña y define las formas. Puedes ver este lienzo de 1922 en el Museo de Bellas Artes de Montreal.

Mujer sentada de espaldas a la ventana (Mattisse)

Oficina en pequeña ciudad (Hopper)

No podía faltar en una lista de estas características la obra del pintor norteamericano Hopper. Uno de los artistas de la alienación, de la soledad y del individuo enfrentado a una realidad que le supera. Algo con lo que, a día de hoy, todos nos podemos identificar. Especialmente aquellos que, en esta situación, han de teletrabajar o desplazarse a oficinas casi desiertas. Sin duda que cuando todo esto haya pasado, contemplar este cuadro pintado en 1953 será solamente el disfrutar de una obra maestra y no la evocación de los momentos que estamos viviendo. Lo podrás ver en el Metropolitan Museum de Nueva York.

Majas en el balcón (Goya)

Una de las obras maestras del genio aragonés. Pintada entre 1810 y 1812 parece establecer cierto diálogo con el cuadro de Murillo. Aunque, como casi todo en Goya, oculta interpretaciones más oscuras que están ahí para quién pueda verlas o sea lo suficientemente malpensado. Uno de los casos más claros es este cuadro, en el que vemos a dos muchachas en un balcón mirando al exterior. Detrás de ella se advierten dos figuras masculinas algo misteriosas. ¿Dos simples muchachas de alta sociedad guardadas por sus escoltas o dos prostitutas buscando clientes vigiladas por sus proxenetas? Tú eliges, aunque si quieres hacerte con alguna clave lo mejor es que lo veas algún día en persona. Lo encontrarás en el Metropolitan Museum, así que si ya te enamoraste del cuadro anterior de Hopper, con unos vuelos baratos a Nueva York podrás matar dos pájaros de un tiro.

Majas en el balcón (Goya)

Mujer en la ventana (Friedrich)

Cerramos la lista con un lienzo del siglo XIX, concretamente del Romanticismo más empedernido. Friedrich es el pintor de los individuos anegados en la naturaleza y paisajes sobrecogedores. Sin embargo, en este cuadro el pintor alemán prefiere brindarnos una escena doméstica, la única que pintó en toda su vida. En ella vemos a una mujer asomada a la ventana la cual nos deja entrever el mástil de un barco. Algunos críticos han señalado que el cuadro quiere jugar con una paradoja: la mujer se abre al exterior aunque el espectador apenas puede vislumbrar nada. De alguna manera, nos vemos obligados a imaginar lo que ella está viendo (o bien tratar de ver a través de sus ojos). En fin, podríamos filosofar más para animarte a verla, pero lo mejor es que saques tus propias conclusiones contemplándola en persona en la Antigua Galería Nacional de Berlín.

Mujer en la ventana (Friedrich)

 


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