Además de visitar países exóticos, conocer nuevas culturas y probar extrañas comidas, una de las obligaciones del buen viajero es hacerse fotos, y si es con una pose original, mucho mejor. Aquí te damos algunas ideas para tu próximo viaje, ¡elige tu favorita!
El símbolo de la paz, un clásico
El favorito de los turistas de Japón, aunque extendido por todo el mundo. Es un clásico, así que vas sobre seguro con él.
¿De dónde viene su popularidad? Seguramente de la necesidad de hacer algo con los brazos, para no parecer un soldado en la posición de firmes, ni tener los brazos en jarras como si fueras a bailar una jota.
Abraza, escala, imita… ¡interactúa con la estatua!
La estatua es tu amiga, interactúa con ella: abrázala como si la hubieras echado de menos, siéntate en su regazo, dale la mano, súbete a ella, …
Otro clásico que nunca pasa de moda es imitar la estatua, ¡con este nunca fallarás!
¡Perspectiva!
Una de las fotos más populares si viajas a París es sosteniendo o sujetando la Torre Eiffel, y no te digo ya si estás en Pisa y te fotografías con su famosa torre inclinada.
El único riesgo es el aspecto ridículo que tendrás para los que observan desde fuera. ¡Nadie dijo que el postureo turista fuera fácil!
Y si todo esto falla, ¡seamos obscenos!
A todo el mundo le gusta dejarse llevar por su lado más gamberro y desinhibido ante estatuas con potentes atributos sexuales. Muchas veces camuflándolo con leyendas de buena suerte o prosperidad, los viajeros nos lanzamos a palpar los pechos de la indefensa estatua de Julieta en Verona, o los testículos del toro de Wall Street en Nueva York, por poner un par de ejemplos. No hay más que fijarse cuáles son las zonas más desgastadas de estas estatuas para comprobar donde se tiende a manosear.
Los museos de arte moderno también animan a decantarse por este tipo de poses: ¡ay, si el pobre Marcel Duchamp levantara la cabeza!