Desde el 4 al 5 de agosto de 2012 se abren las bodegas del nord-este de Francia para celebrar la fiesta más chispeante del mundo del vino espumante.
La región de Champagne-Ardennes acoge cada año esta ruta que reúne unos 50 productores con etiqueta más importantes de la zona que elaboran esta bebida de color de oro que tanto renombre tiene en este país.
Existen aproximadamente 4 tipos de recorridos, todos ellos con un espectacular paisaje como protagonista: coloridos campos de vides y cautivadores pueblos medievales.
Una primera ruta podría ser la que se encuentra alrededor de la montaña de Reims o la que recorre la “côte des blancs”, aunque la que se dirige al valle del Marne o el camino en donde están las viñas al sur Epernay, son igualmente impresionantes.

El origen del champán se remonta al año 1670 cuando el monje Dom Pierre Pérignon descubrió accidentalmente que el vino podía convertirse en espumoso y burbujeante al ver cómo unas cavas rotas después de una segunda fermentación en la estación de primavera provocaban estas inimaginables, hasta entonces, “estrellitas”.
Para planificar las Ruta del Champán hay que dirigirse como primera parada a la ciudad de Reims, que por sí sola tiene mucho encanto al ser nombrada Patrimonio Mundial de la UNESCO (los reyes franceses eran coronados en esta urbe).
Desde Reims se pueden recorrer una serie de magnéticos pueblecito hasta llegar a Troyes, conocida por ser la ciudad francesa con mayor número decasas medievales. Aunque todo este camino puede darnos una idea de los encantos de la ruta, la verdadera capital del Champán es Epernay. Sus 100 kilómetros de túneles bajo tierra conservan el tesoro de la región, el vino espumante más famoso del mundo, pero al mismo tiempo resguardan toda una historia y cultura que sólo en Champagne-Ardennes se puede encontrar.

Bodegas tan reconocidas a nivel mundial como las de Moët & Chandon, Vranken Pommery, Veuve-Clicquot o Drappie se pueden contemplar en este viaje que sin duda alguna deja pie para hacer uno de los mejores brindis de nuestras vidas.
Para llegar hasta allí la mejor opción es volar a París y luego coger un coche hasta Reims.
¡Aún tienes tiempo de planificar tu viaje!