Para ponértelo más fácil y que no te quedes con la sensación de haber ido a Praga y no haber visto lo esencial, hemos recogido algunas de esas joyas imprescindibles de la capital checa que no te puedes perder.
Praga, la capital de Bohemia y de la República Checa, llama cada año a millones de almas aventureras a descubrir sus calles situadas a orillas del río Moldova. Al pasear por el centro histórico o al subir a la fortaleza se puede respirar la historia que guardan sus calles. Vamos a intentar contagiarte de su atmósfera aunque, qué duda cabe que mucho mejor experimentarlo en persona.
Staré Město o Ciudad Vieja
Forma parte del Patrimonio de la Humanidad y viendo su hermosura no es de extrañar. En esta zona se encuentran algunos de los rincones más populares de esta ciudad medieval que te contaremos a continuación pero, perderse por entre sus calles siempre es una buena idea. ¡Siempre hay sorpresas!
El Reloj Astronómico
Se encuentra en la torre del ayuntamiento de la Ciudad Vieja y está dividido en tres partes de abajo arriba: El calendario de Josef Mánes, con 12 medallones representando los meses del año; el reloj astronómico, representando el Sol y la Luna; y en la parte de arriba, las figuras animadas de los doce apóstoles que desfilan cada hora. También puedes subir a la torre y observar una maravillosa vista a la ciudad y a la plaza desde arriba.
Plaza de la Ciudad Vieja
Sin duda uno de los rincones más bonitos de la ciudad y visita obligada. En esta plaza, además de la torre del ayuntamiento de la Ciudad Vieja, también destacan las puntiagudas torres de la iglesia de Nuestra Señora de Týn, uno de los símbolos más característicos de Praga. Aquí también se encuentra la Iglesia de San Nicolás (no confundir con la iglesia homónima de Malá Strana). La plaza se llena de puestos de comida y bebida durante Semana Santa, así como los tradicionales mercadillos navideños.
Torre de la Pólvora y Puente de Carlos
También conocida como Puerta de la Pólvora, recibe este nombre ya que era donde se guardaba la pólvora, fue construida en el siglo XV como parte de la fortificación del castillo y donde daba comienzo el camino real. Al atravesar esa puerta, te encuentras en el Puente de Carlos. Este puente conecta la Ciudad Vieja -Staré Město- con la Ciudad Pequeña -Malá Strana- y está custodiado por 30 estatuas del siglo XVIII (aunque algunas son copias pues las originales se encuentran a buen recaudo en el Museo Nacional) La primera estatua fuer la de San Juan Nepomuceno que fue tirado al río por orden de Wenceslao IV.
Plaza de Wenceslao
Recibe el nombre en honor al patrón de Bohemia, San Venceslao. Esta plaza, que casi parece un boulevard, forma parte del centro histórico de la ciudad, llena de restaurantes, bares y tiendas. Ha acogido numerosos acontecimientos históricos, como manifestaciones y otros eventos y festividades.
Castillo de Praga y Malá Strana
Estamos ante el monumento más importante de la República Checa y el castillo más grande del mundo. Esta fortaleza esta formada por varios edificios de gran valor artístico e histórico. Algunos de estos edificios son la catedral de San Vito, según qué parte del edificio corresponde a distintas épocas; el callejón del Oro, formado por distintas casitas de colores que guardan historias muy curiosas entre sus paredes; el antiguo Palacio Real y el Convento de San Jorge.
Siempre es interesante conocer nuevos sitios con información, historia y curiosidades. Para recorrer esta zona una opción puede ser hacer un tour. Te recomendamos visitar en castillo de Praga y Mala Strana con White Umbrella, por 10 € y en aproximadamente tres horas de recorrido, además del castillo, la Catedral de San Vito, el Callejón del Oro y el niño Jesús de Praga, entre muchos otros rincones curiosos que, esos sí te dejamos descubrir por tu cuenta.
Cementerio judío
Uno de los lugares más emblemáticos de Praga, no exento de cierto aire siniestro. Y es que se estima que en este cementerio se encuentran enterrados nada más y nada menos que 100.000 cuerpos. Dada las evidentes restricciones de espacio, muchos de estos cuerpos se fueron enterrando uno encima de otro de tal manera que en algunos puntos hay hasta 10 capas de restos. Lo que hoy vemos es un total de 12.000 lápidas un tanto lóbregas que, sin embargo, convierten su visita en una experiencia sobrecogedora.
Cómete un Trdelník
Aunque si vas a Praga desde Hungría y ya has estado también en Transilvania, seguro que te resultan familiares pero nunca está demás contrastar. Sea como sea, aprovecha para probar esta dulce espiral. En muchos sitios del centro de Praga los verás incluso rellenos de helado. Los reconocerás en manos de muchos turistas y enseguida encontrarás algún puesto o tiendas donde los venden.
Si te has decidido por el tour del Castillo que empieza a las 14:30 en la plaza de la Ciudad Vieja, igual es mejor picar algo antes. Hay varios restaurantes por los alrededores pero, si te apetece algo más ligero, rápido y económico, una opción puede ser Food Story. Es una combinación de tienda de productos checos e internacionales además de un bar de bocadillos y menús. Una muy buena opción si te interesa probar algo de comida típica o comerte un bocadillo antes del tour.
Cómo llegar a Praga
Si decides ir a la capital checa en avión, puedes encontrar vuelos baratos a Praga, aterrizando en el aeropuerto internacional de Praga – Ruzyně que se encuentra a unos 14 kilómetros del centro. Como curiosidad, en la terminal 2 del aeropuerto hay un pequeño museo que cuenta la historia del aeropuerto y, si eres fan de los aviones, podrás sentarte en un avión Avia BH-25.
Si te desplazas desde otra capital europea, hay varias opciones de tren desde Viena, Bratislava o Budapest. También hay varias compañías de buses desde estas y otras ciudades europeas como Eurolines o RegioJet.
Si decides quedarte más días, puedes echarle un vistazo a nuestro artículo para descubrir las zonas alternativas de Praga.
¿Qué es lo que más te gusta de la capital checa?
Yo estuve en Praga dos veces en los meses de Junio y en diciembre me encanto los mercadillos de Navidad lo malo que anochecía alas cuatro de la tarde ,pero también tenía su encanto. En verano te da más tiempo ver sitios en resumen me encanto
¡Gracias por tu comentario, María Isabel! En efecto, ¡Praga es una ciudad preciosa!