Esta semana te proponemos un viaje a la capital de Irlanda, una ciudad que, a pesar de su cosmpolitismo, sigue conservando un fuerte sabor local.
Esta semana no lo dudes y súbete al avión para viajar a Dublín. Una ciudad que ofrece numerosos encantos al visitante y que, debido a su extensión mediana, constituye un inmejorable destino para pasar un fin de semana. Aprovecha que es nuestro destino de la semana y anímate a volar a Dublín por precios desde 57 €.
Vuela a Dublín
Vuelos encontrados a día 7 de julio. Los precios podrían estar sujetos a variación.
Barcelona – Dublín: Del 15 al 19 de octubre desde 61 €.
Gerona – Dublín: Del 16 al 19 de octubre desde 73 €.
Madrid – Dublín: Del 22 al 27 de septiembre desde 59 €.
Málaga – Dublín: Del 19 al 25 de octubre desde 82 €.
Sevilla – Dublín: Del 15 al 22 de noviembre desde 81 €.
Valencia – Dublín: Del 12 al 19 de octubre desde 85 €.
Información práctica
- Población: 527.612 habitantes
- Lengua oficial: Irlandés e inglés
- Moneda: Euro
- Mejor época para visitarla: El verano en Dublín
es templado, con temperaturas que oscilan entre
los 11 y 20 grados. Además, los días son más
largos, por lo que esta estación es la mejor
época para dejarse caer por Dublín.
Una vuelta por el centro de Dublín
Una buena primera toma de contacto con la ciudad puede ser recorrer la O’Connell Street, considerada como la principal arteria de Dublín. La vida más ajetreada y comercial de la ciudad reside aquí, por lo que será una buena manera de imbuirse del ambiente. Es una calle que, además, está salpicada de algunos monumentos de interés como la Oficina Central de Correos y el monumento conocido como The Spire. Una especie de aguja gigante de casi 120 metros erigida para reemplazar la Columna de Nelson, dañada en uno de las acciones del IRA.
Trinity College
Una de las universidades más famosas del mundo, fundada en 1592 y cuya extensión alcanza los 190.000 metros cuadrados en el centro de Dublín. Un complejo que bien vale un paseo dado la gran riqueza y calidad de su arquitectura, predominantemente neoclásica. En esta institución, además, estudiaron algunas de las figuras intelectuales más importantes de Irlanda. No dejes de visitar su grandiosa Biblioteca antigua, la cual se cuenta entre una de las más hermosas del mundo.
Catedral de San Patricio
Monumento consagrado a San Patricio, figura de grato recuerdo para todos los buenos bebedores del mundo. Construida en el siglo XII, en estilo gótico, se piensa que en sus proximidades estaba el pozo donde el santo llevaba a cabo sus bautizos. Hoy se trata de un monumento que vale la pena ver y también escuchar: su coro es célebre en todo el mundo y realiza dos misas cantadas por día
Refrescando el gaznate: de la fábrica de Guinness…
Y ya que hablamos de la bebida… Tratándose de la Guinness, toda ruta puede empezar en el pub que quieras; eso sí: puesto que hablamos de esta cerveza en especial has de saber todos los caminos conducen a la Guinness Storehouse, su antigua fábrica. Establecida en 1908 para alojar el proceso de fermentación, hoy es un magnífico recinto en donde se explica cómo se fabrica esta bebida. Además, es también un museo donde pueden observarse curiosidades como el contrato firmado por Arthur Guinness en 1798 en donde se arrendaba la fábrica por 9.000 años.
… a la destilería Jameson
Así es: la destilería que durante 200 años fue sede de la fabricación del célebre whisky irlandés Jameson es hoy un didáctico museo. En él podemos aprender más sobre la fabricación de este licor y, sobre todo, participar en una degustación de whiskies.
Ruta literaria
Si te gusta la literatura, estás de enhorabuena: Dublín es una de las ciudades más literarias de Europa. Grandes escritores como Oscar Wilde, Bernard Shaw, Jonathan Swift o James Joyce fueron irlandeses. En el caso de Joyce, la relación con Dublín es muy fuerte, dado que situó la acción de su célebre Ulises en esta ciudad.
De hecho, cada 16 de junio se lleva a cabo en Dublín el conocido como Bloomsday en honor al protagonista del Ulises Leopold Bloom. A lo largo del día, las legiones de admiradores de Joyce visitan los mismos lugares que visita el personaje de la novela, comen lo mismo que él comía y, en general, realizan el mismo itinerario que se describe en la novela. Esta conmemoración está además salpicada de lecturas públicas de Joyce, así como de representaciones a lo largo de las calles y pubs de la ciudad.