¿Te apetece un roadtrip diferente? Te proponemos una ruta a lo largo de las playas atlánticas, los pueblecitos medievales y la naturaleza exuberante de Bretaña.
Si te apetece un roadtrip por la costa atlántica para disfrutar de sus playas al mismo tiempo que descubres pintorescas localidades y hermosos paisajes, Bretaña es un destino que has de considerar. Es una de las regiones con más personalidad del país; muy alejada de la Francia de las luces, Bretaña conserva todavía un fuerte sabor ancestral y legendario. Además, su temperatura, más moderada que la de los veranos españoles, la convierte en un destino muy interesante para tu próximo viaje.
Nantes
Un buen lugar para comenzar este roadptrip puede ser Nantes, antigua sede ducal de Bretaña. Aunque actualmente pertenece al departamento del Loira Atlántico, es un buen punto de partida dado su interés, su fuerte espíritu bretón y sus extraordinarias comunicaciones. Su aeropuerto está muy bien conectado, por lo que puede ser un destino adecuado para aterrizar y desde echar mano a un alquiler de coches para recorrer Bretaña.
Se sitúa a orillas del Loira (río por cierto, protagonista de otra de las grandes rutas en Francia), a muy pocos kilómetros de la costa. Se trata de una ciudad que no llega a los 300.000 habitantes, manejable y llena de encanto. Te recomendamos que te dejes perder por sus calles, aunque vale mucho la pena visitar expresamente el Castillo de los Duques de Bretaña y la Catedral de San Pedro y San Pablo.
Por cierto, si eres un admirador de Julio Verne no puedes dejar de visitar el Museo Julio Verne. Nantes fue su localidad natal, por lo que existe incluso un tour turístico basado en su figura. Si no tienes demasiado tiempo, puede ser una buena idea visitar el Museo, un elegante edificio que encara el Loira y en cuyo interior podrás descubrir multitud de autógrafos, muebles, carteles y otros objetos relacionados con el escritor.
Si te apetece ir de compras y, al mismo tiempo, disfrutar de un entorno arquitectónico de excepción, no puedes perderte el Passage Pommeraye. Se trata de la clásica galería comercial decimonónica, concebida como un pasaje repleto de escaparates, columnas y estatuas. No se caracteriza especialmente por acoger tiendas con precios muy económicos, pero pasear por su interior es siempre una experiencia muy grata.
Saint-Marc-sur-Mer
Desde Nantes tienes dos alternativas, o bien viajar a la costa, la cual no está lejos, o bien internarte en la Bretaña interior. Si lo que decides es la primera opción, te aconsejamos que vayas al puerto de Saint Nazare y luego a Saint-Marc-sur-Mer. Allí podrás disfrutar de las playas bretonas en todo su esplendor. Especialmente interesante es la segunda localidad, muy frecuentada por veraneantes. Presenta también el atractivo de haber sido el lugar de nacimiento de Jacques Tati, el creador de Messieur Hulot. De hecho su escultura se asoma desde un mirador para contemplar al impasible Atlántico.
Vannes
Si decides proseguir tu ruta por la costa bretona, no has de pasar de largo por Vannes. Se trata de una ciudad con muchos atractivos turísticos debido a su historia: durante mucho tiempo fue la residencia de los duques de Bretaña. Es por esta razón que Vannes está repleta de monumentos: sus murallas del siglo XIII, sus pequeñas casitas multicolores y, sobre todo, la capital de Saint-Pierre. También vale la pena visitarla por su ubicación, en la orilla del Golfo de Morbihan, en donde se abre el estuario del río Marle.
Rennes
Como apuntábamos más arriba, si te apetece conocer los núcleos urbanos de Bretaña, siempre puedes partir desde Nantes rumbo a Rennes, la actual capital de la región. Una ciudad de poco más de 200.000 habitantes pero de una gran importancia. Resulta una ciudad muy importante puesto que refleja dos almas: la ancestral propia de la Bretaña más tradicional y otra más vinculada con la Francia de las luces y el clasicismo. Así, paseando por sus calles, podemos las podemos descubrir juntas y revueltas en las pequeñas casitas tradicionales y en los grandes espacios representativos que, como la Plaza del Parlamento de Bretaña, tienen una prestancia casi parisina.
Saint-Malo
Pequeña localidad de apenas 50.000 habitantes que, sin embargo, es uno de los lugares más visitados de Bretaña. Hay sobrados motivos: su condición de ciudad portuaria y el interés cultural que ofrece el permanecer totalmente amurallada son algunos de ellos.
Es especialmente interesante cuando con la marea baja, una pequeño corredor de arena conecta tierra firme con las interesantes islitas de Grand Bé y Petit Bé. En esta última encontrarás un Fuerte del siglo XVII que se alza, modesto aunque imponente, entre las agitadas aguas.
Además, también fue otra ciudad que vio nacer a otra de las grandes personalidades literarias de Francia: René de Chateaubriand. Si te interesa su figura, siempre puedes realizar uno de las rutas turísticas y, sobre todo, visitar su tumba que encara solitaria el Atlántico
Si te ha parecido interesante y quieres saber más sobre otras rutas parecidas que combinan paisajismo, cultura y halo legendario, te recomendamos que consultes nuestro artículo sobre la Causeway Coastal Route en Irlanda del Norte.
Porque Bretaña “francesa”??, No existe otra Bretaña, sino la Gran Bretaña!