Se puede disfrutar a lo largo de todo el mundo de diferentes alojamientos con un encanto especial. Sin embargo hay algunos que son únicos ya que ofrecen una experiencia totalmente distinta. Este es el caso de la Montaña Mágina Lodge, en uno de los parques naturales más impresionantes del sur del planeta: la reserva Biológica de Huilo Huilo, al sur de Chile.
Uno se puede preguntar, ¿pero cómo puede existir un hotel en forma de montaña?. Pero la verdad es que la arquitectura puede hacer maravillas y unir perfectamente la naturaleza con las mejores comodidades de un hotel, sin alterar el espacio y ecosistema. Este es el ejemplo del hotel llamado Montaña Mágica Lodge ubicado en medio de los Andes Patagónicos chilenos.
El hotel se funde perfectamente con un frondoso bosque lleno paz y magia. Los detalles son tan asombrosos que es difícil pensar que dentro de aquella montaña construida con materiales nobles del bosque nativo chileno, pueda existir un complejo vacacional en toda regla. Sus trece habitaciones miran los innumerables árboles centenarios que se encuentra en esta reserva y su impresionante cascada que cae por su fachada, refleja la mejor atmósfera de energía y pureza que uno pueda vivir en un lugar como este.
Las estancias cuentan con calefacción central, armarios, baño y caja de seguridad y el hotel ofrece sorprendentemente servicios de primera categoría como sala de juegos para niños, mini golf, sala de lectura, bar, lavandería, sauna y originales baños en troncos con aguas naturales climatizadas. Su restaurante, el Mesón del Bosque, tiene una capacidad para 40 personas y presenta una cocina fusión del bosque chileno, una excelente oportunidad para disfrutar de la comida local, con un toque especial y único gracias a su entorno.
Sin duda la Montaña Mágica Lodge hace honor a su nombre y brinda una vivencia única en medio de un parque natural increíble, entre ríos y lagos. Una estadía que transporta al viajero a la esencia de la vida. Una contemplación y reflexión para respetar y cuidar estos vastos espacios verdes que representan el pulmón de nuestra tierra.
Para llegar a esta reserva natural hay que volar a Santiago de Chile y luego coger un avión a la sureña ciudad de Valdivia. Desde esta zona a la reserva son unas 2,5 horas pero el paisaje es tan espectacular que ¡vale la pena!.
Las fotos hablan por sí solas:


