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El Magazine del Viajero
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La ciudad de La Habana, una de las más hermosas de Latinoamérica y espejo en el que se mira la isla. Sus calles transmiten la misma vida que las recorren, el palpable aroma caribeño se respira en cada uno de sus rincones. El son cubano nos acompaña en nuestro viaje mientras descubrimos el inconfundible sabor del ron de la tierra.

La ciudad de las columnas, como también es conocida, es una de esas ciudades llenas de misterios y de cruce de culturas. Su origen, un tanto incierto, nos lleva a una serie de leyendas sobre su nombre. Algunas nos hablan de indicios germánicos, esta pista nos indica que deriva de haven (puerto), otras teorías la relacionan con otras lenguas tanto criollas como europeas. Sin embargo, la más convincente y atractiva, la única que puede guardar un vínculo con los nativos de estas tierras, es la que nos cuenta que procede de Habaguanex, cacique taíno que controlaba esta región.

Un viaje en el tiempo

Cuando llegamos por primera vez a La Habana nos recorre una sensación de calma llena de vitalidad, nos indica el camino a seguir para desconectar de la monotonía. Sus aromas a ron añejo, a puro y a mar nos invitan a olvidar el acoso del reloj.

La Habana
La Habana - foto de JIchino

La ciudad nos transmite infinidad de sensaciones, de haber viajado en el tiempo, de romper una barrera infranqueable con tan solo pasear por sus calles, hablar con sus gentes. Una curiosa percepción nos recorre el cuerpo cuando vemos pasar, una y otra vez, esos coches de otra época, casi de ficción. El bloqueo impide que paren, aún no es el momento de su descanso.

Arquitectura habanera

Otras de las bondades de la ciudad nos la transmiten sus edificios, testigos mudos, o no tanto, de la historia de Cuba.

  • El estilo colonial barroco, sello del nuevo mundo, presente en la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña. La famosa Habana Vieja, heredera de españoles y anglosajones, contemplando el paso del tiempo desde sus iglesias, plazas y castillos.
  • El neoclasicismo, hermanado con los patios gaditanos, granaínos y sevillanos. La inspiración francesa del Palacio de Aldama, reflejo del trabajo de los arquitectos parisinos que en el corazón cubano trabajaron.
  • El Art Nouveau, el Decó y lo Ecléctico hacen acto de presencia, como el Modernismo en el que sobresale el Malecón.

El aroma caribeño cubano

Otro de los motivos que nos llevan a pensar en la necesidad de viajar a La Habana, a parte de todo lo antes dicho, es su clima, tan presente en la cultura; sus puros y, sobre todo, sus rones. Todo el que alguna vez probó su sabor habanero reconoce la diferencia respecto al resto, ningún ron por muy cubano que sea sabe o sabrá como lo hace en la isla.

Por todo esto y más, no esperes, busca tu hotel en La Habana y no te arrepentirás.


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