Pocos edificios son tan evocadores como un castillo. Fortaleza solitaria en lo alto de una colina, prisión de princesas, escondite de brujos… Es mucha la literatura e imaginería creada en torno a estas edificaciones. Y, por si fuera poco, algunos de ellos son obras maestras arquitectónicas. En este artículo nos sumergimos en el fascinante mundo de los castillos europeos. ¿Nos acompañas? Y, para ampliar, te dejamos nuestros artículos sobre los castillos más bonitos de Francia, los castillos más bonitos de Baviera y los castillos del Loira en Francia.
Castillo de Chambord (Francia)
Francia es un país rico en espectaculares castillos y uno de los más impactantes es precisamente este. Construido en el siglo XVI, durante el reinado de Francisco I, es un castillo de estética muy característica. Consta de nada más y nada menos que de 440 habitaciones y cuatro enormes torres. Sin duda uno de sus elementos más famosos es la escalera de hélice doble, la cual se cree que pudo ser diseñada por el mismo Leonardo da Vinci. Es, sin duda, la joya de la corona de los Castillos del Loira y ha sido debidamente reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Castillo de Neuschwanstein (Alemania)
Mucha gente piensa que es un castillo medieval aunque para nada es así. En realidad, se trata de un castillo construido en pleno siglo XIX. Su construcción fue impulsada por el joven y melancólico Luis II de Baviera cinco años después de llegar al trono. Se cuenta que el joven monarca de 22 años era un admirador del compositor Richard Wagner, por lo que Neuschwanstein está repleto de alusiones a sus óperas, basadas en su gran mayoría en leyendas germánicas. Así, alberga una cueva artificial en referencia a la ópera Lohengrin y con un gran salón dedicado a Tanhäuser. Comenzado en 1869 fue concluido en 1892 por lo que el joven monarca no pasó en él mucho tiempo (de hecho murió unos años antes de que se terminara). Hoy luce como un auténtico castillo de cuento de hadas, motivo por el que tal vez Disney se inspirara en él para diseñar el castillo de La Bella Durmiente.
Castillo de Bran (Rumania)
Si sumamos castillo con Transilvania, ¿qué nos sale? Exacto, el Conde Drácula. De todos los castillos de esta fascinante región boscosa, parece que es el Castillo de Bran el que pudo haber servido de residencia para este siniestro personaje. Como tantas cosas que rodean la leyenda del Conde Drácula, la amenaza de ser una total mentira está ahí. Pero se cree que Vlad Tepes, el personaje histórico en el que se inspiró Bram Stoker para escribir su novela Drácula, pudo haber vivido en este castillo. Desde entonces el sobrenombre de “Castillo de Drácula” le ha acompañado (procurando riadas de turistas, también es cierto). Con todo, es una visita imprescindible dado que su arquitectura medieval (fue construido en 1212) es de excepción y se integra fantásticamente (y tétricamente) con el paisaje.
Alcázar de Segovia (España)
Existe un “pique” entre diferentes castillos de Europa por ser el que verdaderamente sirvió de inspiración para el castillo de Walt Disney. Uno es, ya lo hemos visto, el castillo bávaro de Neuschwanstein y otro es este, el Alcázar de Segovia. Al margen de todo ello estamos ante un monumento excepcional que es de los más visitados de España. No nos extraña porque su calidad es extraordinaria y abarca diferentes estilos como el románico, el gótico, el mudéjar y el renacentista. Aunque lo mejor quizá es que sirve como mirador a los evocadores campos de Castilla de Segovia.
Castillo de Rheinstein (Alemania)
Este castillo es el match perfecto entre naturaleza y cultura. El castillo que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en caballeros y princesas. El castillo de Rheinstein se asoma desde un promontorio al siempre hermoso Rin, y lo hace con una elegancia sin parangón. Construido en el siglo XIV sufrió durante siglos el abandono, hasta que el siglo XIX fue restaurado dotándole del aspecto que luce hoy en día. Fue desde entonces una residencia privilegiada de reyes, sobre todo los de Prusia, aunque entre sus paredes se alojaron otros grandes personajes de la realeza europea, como una tal Reina Victoria de Inglaterra. ¡Ahí es nada!
Castillo de Frederiksborg (Dinamarca)
Un auténtico coloso erigido en un islote sobre un lago en la localidad danesa de Hillerød. De época renacentista, incluye también algunos elementos barrocos realmente espectaculares. Su jardín, de gran belleza, es también de diseño barroco. Tal despliegue de exuberancia tiene un motivo: fue la residencia de los reyes de Dinamarca cuando este país era una auténtica potencia que controlaba Noruega e Islandia. En su capilla, además, tuvo lugar durante siglos la coronación de los reyes daneses. Su enorme tamaño permite que sea también la sede actual del Museo de Historia Nacional, por lo que siempre puede ser una interesante visita para los amantes de la historia.