No te pierdas uno de los patrimonios culturales más importantes del paÃs galo: sus castillos renacentistas.
Construidos entre finales del siglo XV y principios del XVII, los fastuosos castillos renacentistas de Francia son especialmente numerosos en el Valle del Loira. Su calidad y prestancia, asà como su valor histórico, han sido ampliamente reconocidos; de hecho son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Auténticas obras maestras de las que muchas de ellas comparten tres grandes nombres: el rÃo Loira, el monarca Francisco I y el gran artista Leonardo da Vinci. He aquà una selección de diez de estos prestigiosos testimonios de nuestro paÃs vecino.
Chambord, el más famoso
Francisco I tenÃa 25 años cuando decidió construir este castillo desde cero en 1519. El monarca humanista, que habÃa regresado de Italia, se convertirÃa en uno de los protagonistas de esta evolución estilÃstica; Chambord será una de las mayores obras maestras de la arquitectura del Renacimiento. Se dice que Leonardo da Vinci diseñó la espectacular escalera doble, pero murió antes de que comenzara la construcción.
Amboise, el más extravagante
Amboise resplandece de magnificencia al ponerse el sol… Con vistas al Loira, este castillo real combina el poderÃo medieval con la delicadeza del Renacimiento, como lo demuestra el ala angular diseñada en la época de Luis XII y levantada posteriormente por Francisco I. Además, este monumento tiene bonus track: los presuntos restos de Leonardo da Vinci están enterrados en la capilla de Saint-Hubert.
Clos-Lucé, el más “da Vinci” de todos
Leonardo da Vinci murió aquà hace 500 años, en mayo de 1519, a la edad de 67 años. Su espÃritu sigue planeando sobre este bonito castillo renacentista de tamaño humano en Amboise, hecho de ladrillo rosa perfilado con toba blanca. “Serás libre, aquÃ, para soñar, pensar y trabajar”, le elogió Francisco I que habÃa pasado parte de su infancia en Clos-Lucé. En el parque, las maquetas ilustran el espÃritu inventivo del artista-ingeniero-arquitecto, a lo largo de un paseo visual y sonoro.
Chenonceau, el más visitado
Este monumento es apodado el “Castillo de las Damas” por haber sido propiedad de Diana de Poitiers, Catherine de Médicis y Louise de Lorraine. El único castillo puente del mundo, Chenonceau es el monumento histórico privado más visitado de Francia. Con los pies en el Cher, a esta joya del Renacimiento se puede llegar en canoa. Y todo con dos ventanas mágicas sobre este rÃo, el cual adorna las preciosas vistas al amanecer o el atardecer.
Blois, la más bella escalera
El Castillo Real de Blois ilustra maravillosamente la transición del gótico flamÃgero al estilo renacentista. Destaca de entre todo el conjunto la obra maestra de su ala de Francisco I: la escalera de caracol encerrada en una torre octogonal y decorada con esculturas. También se pueden admirar las logias de estilo italiano de las fachadas exteriores que, inspiradas en el patio del Belvedere del Vaticano, aportan cierta modernidad al edificio.
Azay-le-Rideau, el más literario
Castillo diseñado al más puro estilo renacentista, Azay-le-Rideau es descrito por Balzac como “un diamante facetado engastado en el Indre”. La función militar es suplantada por la de pompa y circunstancia: las torres de vigilancia medievales se convierten en elegantes torretas angulares con ménsulas. En cuanto a las almenas del paseo, se transforman en pequeñas ventanas a lo largo de una agradable galerÃa de circulación. Su hermosa y gran escalera fue construida al estilo italiano.
Villandry, los más bellos jardines
Último de los castillos construidos a orillas del Loira del siglo XVI, el castillo de Villandrypone es el broche de oro a los experimentos arquitectónicos del Primer Renacimiento. De hecho, ya anuncia el Segundo Renacimiento, en un estilo más sencillo, puramente francés en su clasicismo. Sus jardines destacan como una notable obra maestra del diseño. El huerto renacentista es la sección más original, con sus cuadros de hortalizas y árboles frutales creando formas multicolor.
Écouen, el más museÃstico
Fue construido en 1555 por una gran figura del Renacimiento, Anne de Montmorency. Situado en una colina, a veinte kilómetros al norte de ParÃs, el Castillo de Ecouen alberga el Museo Nacional del Renacimiento. Las colecciones incluyen muebles, cerámicas, esmaltes, armas… Entre lo más destacado: los tapices de David y Betsabé, diez obras maestras realizadas en Bruselas hacia 1525. Es, sin duda, un gran plan por si quieres reservar unos vuelos baratos a ParÃs y conocer sus alrededores. ¡Porque no todo es Versalles!
Fontainebleau, el favorito de Francisco I
Francisco I querÃa crear una nueva Roma y, para ello, debÃa dotar a su reino de los más fastuosos monumentos. En el emplazamiento del castillo feudal de Fontainebleau, decidió construir una vivienda de estilo renacentista, convirtiendo esta construcción en su residencia favorita, lo que supuso el regreso de la corte a los alrededores de ParÃs. La GalerÃa de Francisco I la primera galerÃa de estas caracterÃsticas construida en Francia. Levantada en 1530, su objetivo era conectar su dormitorio con la capilla. Y todo ello embellecido con la decoración renacentista francesa.
Louvre, el más influyente
Construido en 1546, su ala Lescot se considera la obra maestra del Segundo Renacimiento. Lleva el nombre del arquitecto Pierre Lescot, que lo construyó en colaboración con el escultor Jean Goujon. Entre sus caracterÃsticas: un techo inclinado a la francesa, la famosa mansarda, que fue utilizada por primera vez aquÃ. Este curioso techo inclinado que, visualmente, parece recto es uno de los elementos que más iban a definir la arquitectura francesa en los siguientes siglos. Por cierto, en otro área del Louvre, el ala Denon, es donde se expone el emblemático cuadro renacentista: La Gioconda de Leonardo da Vinci.