Si lo que buscas es vivir la Semana Santa de una forma auténtica, te recomendamos la Semana Santa de Valladolid, una verdadera maravilla artística y religosa.
Con sus orígenes en el siglo XV, la Semana Santa de Valladolid fue la primera en ser declarada de Interés Turístico Internacional, en 1980. Además, esta semana se han iniciado los trámites para ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, dada su “singularidad, plasticidad y autenticidad”.
En contraposición con el fervor y la efusividad de la Semana Santa en Andalucía, la de la capital castellanoleonesa destaca por su recogimiento, silencio y seriedad, mas acorde con el carácter castellano. Según dijo el gran escritor vallisoletano Miguel Delibes:
“En la Semana Santa castellana no tienen sitio la algarabía y la estridencia; y el espectáculo, el arte y el adorno ocupan en ella un lugar secundario. Lo importante de la Semana Santa vallisoletana es el silencio; un silencio espeso, sombrío y doliente que encubre y arropa una honda emoción popular.”
Uno de los puntos fuertes de la Semana Santa de Valladolid es su valor artístico: el Museo Nacional de Escultura de la ciudad cede a las cofradías esculturas de madera policromada de maestros como Juan de Juni o Gregorio Fernandez, que son auténticas maravillas del barroco castellano.
Actualmente la ciudad cuenta con 19 cofradías, siendo las más antiguas, las cinco cofradías penitenciales históricas, de finales del siglo XV o principios del XVI.
En total, las cofradías acompañan a un total de 32 pasos, de una calidad artística excepcional. Además de durante las procesiones, los pasos se pueden contemplar en las templos sede de cada cofradía: no puedes dejar de visitar las iglesias de la Vera Cruz, de Las Angustias, algunos de los mejores sitios para admirar de cerca los pasos.
“El ambiente es lo más digno de admirarse de nuestra Semana Santa. Todo se desliza en una penumbra que amansa los nervios, mientras que por encima de las cabezas sopla una racha de trágica paz. Es silencio, recogimiento, conciencia íntima y dolorosa del Gran Sacrificio.”
Entre la multitud de procesiones y actos que se celebran durante estos días (puedes consultar el programa completo de este año), hay dos momentos que quizá destacan por encima de los demás, gracias a su singularidad y valor artístico: el Sermón de las Siete Palabras y la Procesión General.
El Sermón de las Siete Palabras
Organizado por la Cofradía de las Siete Palabras, en el Viernes Santo se pronuncia el Sermón de las Siete Palabras: a las doce del mediodía en la Plaza Mayor se pronuncia un discurso en el que un sacerdote hace una reflexión sobre las últimas palabras que pronunció Cristo en la cruz, en un acto que recuerda a los autos de fe del siglo XVI.
El sermón está acompañado de los pasos que representan esos momentos, además de por una procesión de cofrades montados a caballo, que lo hacen aún más especial.
La Procesión General
También en el Viernes Santo se celebra la denominada “Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor”. En ella todas las cofradías procesionan juntas y acompañan a los 32 pasos que representan las escenas de la Pasión de Cristo, desde la Última Cena hasta la Soledad de su Madre. Es sin duda el mejor momento para tener una visión global de lo que significa la Semana Santa de Valladolid.
Esta procesión comienza en la iglesia de las Angustias alrededor de las 19:30, recorre las calles del centro de la ciudad, pasando por la Plaza Mayor, y finaliza de madrugada en el mismo templo.
El mejor sitio para ver la procesión es desde las tribunas y sillas instaladas en la Plaza Mayor, y vale absolutamente la pena pagar los 10 – 15 euros que cuesta una localidad para poder admirarla con comodidad, ya que transcurren entre 2 y 3 horas en pasar desde la primera a la última cofradía.
¿Conoces la Semana Santa de Valladolid?
Y si no te gusta mucho el tema religioso … te das a las tapas y al buen vino.¡ Que aquí se come como en poco sitios!
¡Cierto! Las tapas del centro o de la zona de San Martín son excelentes… vamos, que guste el tema religioso o no, Valladolid bien merece un viaje 🙂