¿Hay alguna mejor manera de ocupar el tiempo que escribiendo sobre nuestros viajes?
En estos tiempos en los que las opciones de ocio se han reducido, nada puede ser mejor idea que poner por escrito algunas de nuestras experiencias viajando. Sin embargo, el escribir sobre viajes tiene, como casi todo en esta vida, sus truquillos. Te mostramos algunos de ellos para que puedas expresarte de la manera más optima negro sobre blanco. Para inspirarte, te aconsejamos que leas a los que más saben. Los encontrarás a todos en estos artículos sobre las mejores novelas de viajes y las mejores lecturas para el verano. Y, si estás buscando otro modo de conocer historias viajeras, aquí te dejamos los mejores podcasts sobre viajes en español.
Piensa bien lo que quieres comunicar
Comenzamos por el principio. De buenas a primeras este consejo puede parecer de perogrullo, aunque a menudo es uno de los principales errores a la hora de ponernos a escribir: no tener muy claro lo que queremos contar. Tu texto de viajes ha de ser algo estructurado; piensa que tu conocimiento sobre el destino que elijas te coloca como guía del lector, el cual espera que le lleves por un itinerario imprevisto pero con una dirección definida. Evita, por tanto, las divagaciones y una escritura que siga el flujo de tu conciencia. Piensa en lo que quieres decir y resúmelo en 7 conceptos. ¿Lo has hecho ya? Entonces elimina 3 y déjalo en 4 ideas, las que mejor te hayan quedado o las que más te hayan gustado. ¡Ahora puedes empezar a escribir!
Elige bien el género
Ahora que has elegido lo que quieres contar, llega el momento de definir cómo lo quieres escribir. Existen muchos tipos de géneros literarios que pueden ayudarte a expresarte mejor. Ello depende del tema. De hecho, lo más normal es que a medida que definas lo que quieras contar, la manera de hacerlo aparezca por sí sola. Si te cuesta un poco te ofrecemos algunos ejemplos.
Diario de viaje
El diario es el género más socorrido. Puedes escribir tu texto sobre viajes como si fuera el relato de tu día a día. Ello te pemite ser más impresionista, incluso lacónico. Si las descripciones no son tu fuerte, siempre puedes comenzar a soltarte usando el género del diario. Eso sí, las dificultades que presenta también derivan de su naturaleza concentrada: hay que decir mucho en poco espacio, lo cual es uno de los principales retos.
Género epistolar
Estamos ante otro de los géneros clásicos de la literatura de viajes. Imagina, simplemente, que has de contar tus vivencias a un amigo o familiar (escoger a quién se las diriges es una de las grandes decisiones del género). Puedes usar el formato que quieras, carta o email. Las ventajas de este género es que permite entrar más en el fondo de tu subjetividad y la presencia de un receptor aporta siempre un segundo plano de significación.
Narración de viajes
La narración de viajes es, probablemente, el género más flexible porque no tendrás tantos corsés. Se trata, simplemente, de contar tu experiencia. Puedes organizarlo como prefieras: por jornadas, por destinos… Como en todo en sus virtudes reside también la dificultad. Al ser tan libre, dependerá de tu imaginación y de tu pericia narrando el poder mantener el interés del lector.
Ensayo de viajes
Si quieres dar el do de pecho literario y emplearte a fondo, entonces puedes ensayar un ensayo de viajes (valga la redundancia). Es el género más complicado, dado que exige de mucha reflexión y a menudo de cierta erudición, aunque sin duda son los más gratos de leer y los que mejor trascienden la mera experiencia personal.
Documéntate bien
De la misma manera que cuando viajas lo que quieres es conocer cosas nuevas, el lector de un texto de viajes también espera descubrir perspectivas inéditas. No siempre que viajamos lo hacemos totalmente informados sobre el destino, su historia, sus peculiaridades y sus gentes. Ahora bien, cuando quieras escribir sobre ese destino es muy recomendable que antes te empapes bien sobre el lugar en cuantos más aspectos mejor. Historia, arte, cultura, naturaleza, costumbres, religión…Sí, tienes razón: lo que quieres es escribir un relato de viajes no una tesis doctoral. Ciertamente, no es necesario saberlo todo, pero obtener claves nuevas te ayudará a resignificarlo mejor. Algo que beneficiará al texto y, sobre todo, a ti mismo.
Déjate llevar, ¡pero no te pases de vueltas!
Es inevitable que cuando escribimos sobre experiencias personales se nos vaya la mano y acabemos con un texto que ni tan solo nosotros mismos sepamos muy bien a la mañana siguiente qué queríamos decir. No pierdas nunca de vista que un texto es un acto de comunicación. Estas escribiendo sobre ti para los demás. Ello exige cierta contención en nuestras emociones, que no pocas veces, y eso es lo más natural del mundo, pueden desbordarse más allá de lo necesario. La sinceridad en un texto no pasa necesariamente por abrirse el pecho en canal, sino en llegar directamente a las emociones de quien nos lee. No le avasallemos con nuestra subjetividad.
¿Yo, yo y yo?
No, no y no. Evidentemente, un texto personal ha de ser, a la fuerza, subjetivo e individual. Sin embargo, conviene que te distancies un poco. Piensa en que el texto ha de ser leído por alguien que no tiene por qué compartir tus puntos de vista ni tu manera de entender las cosas, ¡incluso puede ser antagónico a tu manera de ser! Cuando escribas piensa en ti, por supuesto; pero sobre todo hazte esta pregunta, ¿qué cosas de las que me han sucedido en mi viaje o qué emociones de cuantas he sentido pueden ser compartidas de manera significativa? Cuando respondas a tu pregunta, entonces ya estarás listo para escribir un texto que enganche y apasione a los lectores.
Trabaja a fondo las descripciones
Las descripciones son el meollo de los textos de viajes y, desgraciadamente, una de las cosas más difíciles de concretar con éxito. Piensa que cuando describas, estás prestando tu mirada al lector. Conviene que evites el equívoco habitual según el cual una descripción evocadora ha de incluir adjetivos esdrújulos y una cascada de oraciones subordinadas. A veces un adjetivo bien puesto funciona muchísimo mejor que la descripción más detallada del color cada hoja del árbol que has visto. De hecho las descripciones impresionistas suelen funcionar muy bien. El lector agradece que no se lo des todo masticado sino que el texto pueda ser reprocesado por su propia memoria y emociones.
Usa las anécdotas para añadir color
Las anécdotas que nos ocurren a lo largo de un viaje suelen ser los acontecimientos que más nos impactan y que más hondo permanecen en nuestra memoria. Sin embargo, conviene que tu texto no sea una sucesión de anécdotas sino un discurso bien estructurado que quede enriquecido, coloreado, por pequeños sucesos anecdóticos. La anécdota bien incluida en un hilo conductor refuerza la idea que quieres transmitir y la ilustra con una gran sensibilidad que llega al lector y puede conseguir que tu texto gane muchos puntos.
No olvides que todo viaje es una transformación
Los relatos de viaje que de verdad funcionan siguen un patrón inalterable: la gran mayoría son un relato de transformación. Contar cómo te ha cambiado un viaje, las cosas nuevas que has descubierto, en definitiva, cómo te ha mejorado. Bien contado, todo viaje es una gran peripecia de transformación. No es necesario reservar unos vuelos baratos a Tailandia para reencontrarte a ti mismo: un paseo hasta la panadería de la esquina, bien estructurado, puede llegar a ser un texto más inspirador que el roadtrip mochilero más espiritual.
Déjate inspirar y, si es necesario, toma prestado de otros
Ser original no pasa en absoluto por descubrir un nuevo continente. De hecho, los grandes maestros toman prestado de otros, ¡incluso les roban! Que no te de reparo inspirarte en escritores u otros textos que te hayan marcado. Ellos te mostrarán la dirección a seguir. El camino, sin embargo, lo marcas tú. En este sentido, te aconsejamos que te sumerjas en la literatura de viajes; un género, por lo demás, ameno y muy grato de leer. Si necesitas alguna idea te aconsejamos que eches un vistazo a nuestro artículo sobre algunos de los mejores libros de viajes. Nosotros ya lo hemos dicho todo; ahora, tu turno: ¡a escribir!
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Que bien explicado. Gracias por los consejos.
Quiero aprender aser mi carta viajero
No estoy bien claro como debe aser mi carta viajero