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Hoy te descubrimos Valldemossa, un pueblo mallorquín enclavado en la Serra de Tramuntana considerado como uno de los pueblos más hermosos de España.

Te hemos hablado en más de una ocasión de los múltiples encantos de Mallorca (por ejemplo, aquí te descubríamos Palma en todo su esplendor). Esta vez nos queremos detener en Valldemossa, una de las visitas imprescindibles si te apetece algo de turismo rural de calidad en la isla balear. Un pueblo que combina el encanto natural, derivado de situarse en plena Serra de Tramuntana, y el encanto cultural debido a su pintoresquismo, su hermosa arquitectura y su pasado vinculado con Chopin.

La Cartuja de Valldemossa

Construida en la Edad Media para servir de residencia del rey Sancho I (hijo de Jaime II de Mallorca) devino cartuja en el siglo XV, uso religioso que finalizó la desamortización de Mendizábal en 1835. Desde entonces este monumento sirve de alojamiento turístico. De hecho, entre sus muros se han alojado personalidades de la talla de Rubén Darío, Miguel de Unamuno, Azorín y Santiago Rusiñol. Es, además, la construcción emblemática de Valldemossa, la que configura el particular perfil de la localidad. Te recomendamos especialmente que visites su interior y que te pasees por sus hermosos jardines anexos. Si estás pensando en alojarte en esta encantadora localidad, te recordamos que Baleares es una de las comunidades, junto con Cataluña, que cuenta con una tasa al alojamiento turístico. Es por eso que te aconsejamos que antes de buscar tus vuelos a Mallorca te informes más sobre cuestión en el estudio de liligo.com sobre las tasas turísticas en España y el resto de Europa.

Vista de la Cartuja de Valldemossa

Chopin, el huésped más distinguido

A pesar de todas las grandes personalidades que se han hospedado entre sus muros, la Cartuja de Valldemossa tiene reservado un espacio que se puede visitar dedicado a su huésped favorito: la celda nº4, lugar en donde se alojó Chopin y su pareja la escritora George Sand. Si eres un melómano o simplemente te interesa la figura del compositor, puedes visitar esta celda y contemplar su piano Pleyel así como otros enseres personales.

Celda de Chopin en la Cartuja de Valldemossa

La importancia cultural de este recinto es impresionante: entre sus muros alumbraron ambos artistas algunas de sus obras más importantes. George Sand escribió su célebre «Un invierno en Mallorca» y el músico polaco compusos sus famosos Preludios op. 28.

 

Sus hermosas calles empedradas

Lo más bonito de Valldemossa es perderse por sus calles. El pueblo posee una fisonomía y una tonalidad propias. Las casitas están construidas con una piedra que emite reflejos anaranjados muy característicos. Además, sus calles son laberínticas y empinadas. Si las enfilas puedes disfrutar de sus casitas típicas, repletas de tiestos de flores en las fachadas y balcones. Y lo que es mejor: también puedes desembocar en miradores que te ofrecerán unas inmejorables panorámicas de la Sierra de Tramuntana.

Calles de Valldemossa

Callejuelas de Valldemossa

El puerto de Valldemossa

A 6 kilómetros de Valldemossa se encuentra su puerto, un lugar de belleza natural que vale mucho la pena experimentar. Antiguamente era una pequeña población de marineros y, aunque hoy es una zona de residencias de verano, todavía conserva su fuerte sabor marinero. Te recomendamos que te des un salto a este puerto porque durante el camino podrás disfrutar del paisaje verde y escarpado de Valldemossa.

Puerto de Valldemossa

Puerto de Valldemossa

El monasterio de Miramar

Se trata de un lugar muy vinculado con la figura de Ramón Llull, religioso, teólogo y místico medieval mallorquín, una de las personalidades más importantes de toda la Edad Media. Ramón Llull instó a la fundación de este monasterio con la idea de que fuera un colegio misional en el que los frailes aprendieran árabe para difundir el mensaje cristiano entre los infieles. La relación de este lugar con la cultura mallorquina es esencial: en el siglo XV se estableció una imprenta en la que se editó el primer libro impreso en toda Mallorca. Desgraciadamente el lugar vino a menos, siendo rehabilitado en 1872 por un aristócrata austriaco: el Archiduque Luís Salvador.

Monasterio de Miramar

Hoy en día es un lugar perfecto para realizar una ruta cultural y natural. Allí podrás disfrutar del patrimonio artístico del monasterio (por ejemplo, de la famosa escultura del Ángel Caído realizada para el Archiduque Luís Salvador). Además, debido a la elevación del terreno sobrer el mar, constituye un excelente balcón desde el que tomar bonitas fotografías. Y cómo no, dada su ubicación es un lugar perfecto para, si te gusta el senderismo y el naturalismo, realizar una inmersion en plena naturaleza.

Monasterio de Miramar

La ermita de la Santísima Trinidad

Si te apetece un respiro en un lugar alejado del mundanal ruido sintiéndote rodeado montañas y mar, te aconsejamos que visites esta ermita. Se encuentra enclavada en las montañas y cerca del Mediterráneo, por lo que supone un inmejorable mirador a sus aguas. Además, se trata de un lugar bien acondicionado para pasar un buen rato. De hecho hay una placita con mesas de piedra en la que poder merendar o comer algo bajo las encinas. Naturaleza, mar y silencio.

Ermita de la Santísima Trinidad

Un poco de cultura: la Fundación Coll Bardolet

Toda Valldemossa es una obra de arte, aunque si te apetece visitar alguna exposición, no está de más que te dejes caer por la Fundación Coll Bardolet. Una organización destinada a preservar y difundir la obra de Coll Bardolet, un pintor gerundense que encontró en Mallorca un santuario para su arte. Enamorado de la isla, durante su vida se dedicó a pintar los paisajes y tipos mallorquines, así como a incentivar la vida cultural de la isla. Hoy día puedes ver algunas de sus interesantes óleos y acuarelas en Valldemossa. Además, en la Fundación que toma su nombre también tienen lugar eventos culturales como conciertos de jazz y música clásica. Si lo tuyo es la cultura, sin duda has de hacer una parada en esta interesante fundación.

Fundación Coll Bardolet en Valldemossa

Y un sabroso final: la coca de patata

La coca de patata es el dulce típico de Valldemossa. Una receta tan simple como deliciosa: patatas, manteca de cerdo, huevos, leche, harina, azúcar y aceite de girasol. El resultado salta a la vista: está para comérselo. Puedes acompañarlo de lo que quieras (café, refresco, leche…) aunque lo más típico es tomárselas con chocolate. De hecho, Valldemossa está repleta de chocolaterías famosas por derecho propio que como Can Molinas, La Olivera o Sa Fonganya te servirán este delicioso dulce.

Coca de patata

IMG: Shutterstock;Celda de Chopin/celdadechopin.com; Puerto de Valldemossa/espetithotel-valldemossa.com; Embarcaciones de Valldemossa/rosaramon.es; Ermita/Pureza de María Casa de Valldemossa; Monasterio/rutastramonllull, turismoenfotos.com; Fundación Coll Bardolet/illesbalears.travel.esCoca de patata/elmundo.es

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