Te mostramos algunos lugares de Palma de Mallorca que te descubrirán la ciudad más auténtica, alejada del playeo y las aglomeraciones turísticas.
En liligo.com nos encanta el turisteo alternativo, el descubrir lo más auténtico de las ciudades. Hace poco os hablábamos del Madrid más secreto y esta vez le toca el turno a una de las ciudades turísticas españolas por antonomasia: Palma de Mallorca. Una localidad identificada a menudo únicamente como lugar de playeo, aunque esté repleta de encantos que se salen de las rutas habituales del turismo de masas. En este artículo te mostramos algunos de los lugares más curiosos de la ciudad. Descubrirla (o redescubrirla) con los ojos de un local puede ser una buena idea, especialmente dada la amplia oferta de vuelos baratos a Mallorca. ¿No te parece? Si finalmente decides que sí, conviene que recuerdes que Islas Baleares, junto con Cataluña, es una de las regiones españolas con una tasa al alojamiento turístico. Te explicamos más sobre esta cuestión en nuestro estudio sobre las tasas turísticas de España y el resto de Europa. Y, si es la primera vez que vas a Palma y prefieres explorar lo fundamental, entonces échale un ojo a nuestro artículo sobre qué ver y hacer en Palma de Mallorca.
Si deseas descubrir los lugares de este artículo, puedes echar un vistazo en algunos de los free tours disponibles en esta zona usando el siguiente enlace:
Baldaquino de Gaudí
No todo el mundo lo sabe, pero en la Catedral de Palma puede verse una obra con la firma de Gaudí: el baldaquino del Altar Mayor. Responde a la intervención que realizara el arquitecto catalán a principios del siglo XX. Entre otras cosas, Gaudí eliminó el retablo, retiró el coro, que estaba en el centro, y suspendió sobre el Altar Mayor este hermoso baldaquino. El resultado, nunca mejor dicho, salta a la vista: un interior más luminoso y, además, con su seña de identidad en la colorida decoración del baldaquino.
Baluard de Sant Pere
Un lugar donde ver un acontecimiento único en el mundo. Un espectáculo lumínico que tiene como protagonista a la Catedral de Palma y ocurre sólo dos veces al año: el 11 de noviembre y el 2 de febrero. Dos fechas que resultan ser simétricas respecto al solsticio de invierno. No es casualidad ni un accidente. La Catedral está orientada hacia la salida del sol del solsticio de invierno, por lo que esos dos días, la luz del sol atraviesa el rosetón mayor (por cierto, el más grande de las catedrales góticas del mundo) y refleja los colores muy cerca del rosetón menor, creando la forma de un ocho.
Recientemente unos matemáticos mallorquines descubrieron la ubicación desde la cual puede disfrutarse de este espectáculo mágico; si te sitúas en el conocido como Baluart de Sant Pere podrás disfrutar de este efecto lumínico: la Catedral parece estar iluminada por dentro; sin embargo, no es magia, sino el Sol y los insólitos conocimientos astronómicos y matemáticos de quienes la diseñaron.
El Molinar
El Molinar era originariamente un pueblo de pescadores que encaraba el puerto y que, tras ser absorbido por Palma, se ha convertido, sobre todo en los últimos años, en una de las zonas favoritas de los mallorquines. Razones no faltan: la tranquilidad del lugar, el fuerte sabor local de su arquitectura y, especialmente, las vistas del mar.
Es una zona, como decimos, muy frecuentada por mallorquines para pasear, hacer running o sentarse en alguna terraza a tapear. La visita más recomendable es el recorrer el paseo marítimo. Sin embargo, si te adentras en las calles adyacentes descubrirás vestigios de aquel pueblo tradicional de pescadores. Casitas típicas, plazuelas recoletas y alguna que otra iglesia te saldrán al paso cuando menos te lo esperes.
Convento de San Francisco
Este convento franciscano, a pesar de estar ubicado a apenas 5 minutos a pie de la muy transitada Plaza de Cort, es poco conocido. Y no es precisamente por su discreción ni por su escaso valor artístico (de hecho lo tiene, y mucho), sino por su situación ya un poco excéntrica del circuito turístico. Sin embargo, vale mucho la pena que te dejes caer. Su fachada es un prodigio de decoración, así como el claustro, de un equilibrio y armonía notables. Además, si te gusta la cultura, hay bonus: en su interior se encuentra enterrado Ramón Llull, probablemente uno de los mayores sabios de la Edad Media europea.
Plaza de Josep Maria Quadrado
En el centro de la ciudad, detrás de la Iglesia de San Francisco, se encuentra la Plaza de Josep Maria Quadrado, un espacio discreto, apacible y poco transitado perfecto para tomar un descanso y disfrutar de la belleza del caso histórico de Palma. Puedes sentarte en su parque central y admirar la monumentalidad del ábside gótico de la Iglesia de San Francisco, así como las casitas tradicionales mallorquinas y un ejemplo del modernismo mallorquín: la conocida como Casa Barceló. Construida en 1902 constituye un edificio singular dada su decoración de azulejos en su fachada. Puedes contemplarla mientras te tomas algo en alguna de las tranquilas terrazas que alberga la plaza.
Sifonería de Gomila
Uno de los lugares para tomar algo más inclasificables e irreverentes de toda Palma. Se ubica en Gomila, una zona próxima al mar, pero algo alejada ya del centro de la ciudad. Sin embargo, merece, y mucho, la pena visitarlo. Este bar se presenta sin ningún complejo como la mezcla entre un antro y el trastero de un hippie. A esto contribuye su original decoración, tan extraña como divertida, que tiene al sifón como su principal leit-motiv. Así, allí encontrarás sin orden ni concierto cajas de sifones, cassetes de gasolinera y LP’s de Camilo Sesto. El local cuenta con varias estancias (¡y de una terraza interior!) repletas de inscripciones y detalles decorativos humorísticos que ya de por sí justifican una visita. Es, en definitiva, un lugar muy recomendable que se mueve como pez en el agua entre lo surrealista y lo vintage.
Es Jonquet
De manera similar a El Molinar, Es Jonquet era un antiguo pueblo de pescadores que con el tiempo terminó siendo asimilado por la ciudad. Sin embargo, como puedes ver, todavía conserva un fuerte sabor tradicional: calles estrechas, placitas de pueblo e incluso molinos. Estos molinos están levantados sobre unos altos basamentos que tienen habilitadas escaleras para subir. Así que no lo dudes: sube a los pies del molino, allí obtendrás unas maravillosas vistas del Puerto de Palma. Además, al lado está el famoso barrio de Santa Catalina, un barrio tradicional que en los últimos años se ha perfilado como La Latina palmesana, aunque con un ligero toque guiri. Así que si lo que deseas es tapear y tomarte algo, es un buen lugar para hacerlo: constituye una ruta de tapas que te explicábamos en más detalle en este artículo.
La sorpresa de Casa Vila
Si te consideras un cazador de rarezas, un observador de detalles insólitos, este detalle arquitectónico a buen seguro que te llamará mucho la atención. Se trata una escultura del Drac de Na Coca, en la fachada de Casa Vila, en la céntrica Plaza de Santa Eulalia. Lo mejor de todo es que su presencia ahí no es fruto del capricho sino de una de las leyendas más famosas de la ciudad. Y es que cuentan que en el siglo XVII un cocodrilo habitaba el alcantarillado de Palma, vaya usted a saber cómo. La cuestión es que por la noche solía comerse a algún transeúnte despistado, hasta que un aguerrido joven, de vuelta de ver a su amada, le dio muerte. Real o no, lo que podemos decirte es que el cocodrilo embalsamado existe y puedes verlo en el Museo Diocesano.
Iglesia del Temple
¿Te apasionan los templarios? Entonces has de visitar esta iglesia. Se trata de una construcción muy poco conocida incluso por los propios locales. Sin embargo, es de un interés tal que merece darse un salto. Está ubicada en un recinto que originariamente funcionó de fortaleza; de hecho, Jaime I el Conquistador confió a los templarios la custodia del botín tomado a los musulmanes en la Conquista de Mallorca. Tras la disolución de la orden en el siglo XIV desapareció su presencia, aunque todavía a día de hoy la iglesia, muy reformada posteriormente, conserva ese halo legendario y misterioso que rodea a los templarios.
Call jueu (barrio judío)
Palma tenía hasta la expulsión de los hebreos en el siglo XVI, una de las mayores juderías de España. Poco se conserva a día de hoy de los antiguos monumentos y sinagogas; desde la expulsión se fueron reemplazando por casas nuevas y por iglesias. Sin embargo, todavía se conserva el trazado laberíntico del barrio judío. Se trata de una zona bastante amplia del casco histórico, situada detrás de la Plaza Santa Eulalia, muy cerca del Ayuntamiento. El Call jueu acostumbra a ser una zona muy tranquila y poco transitada; sólo recientemente se ha empezado a dinamizar la zona con bares y galerías de arte.
No obstante, sigue siendo una zona en la que vale la pena adentrarse. Los ruidos de la ciudad apenas llegan a sus calles, siendo sólo perturbado el silencio que reina en ellas por el repicar de las campanas de alguna iglesia. Piérdete por sus calles, lo peor que puede pasarte es que acabes desembocando en la muralla de Palma, frente al mar.
Convento de Santa Clara
Una de las maravillas ocultas de la ciudad. Parte de su encanto radica precisamente en eso: en que poca gente lo conoce. Si buscas un poco de paz y silencio, visitar este convento de monjas de clausura no puede ser mejor opción. Lo encontrarás justo en el ángulo donde la calle de Santa Clara, en lo más interior del caso antiguo, se quiebra hacia la izquierda. Cruzando su puerta de entrada, coronada por una imagen de Santa Clara, accederás al patio delantero, en donde se encuentra la puerta principal de la iglesia, una puerta enrejada en la que podrás vislumbrar el huerto comunitario y otra entrada que da acceso a la “sala de recepción” de las clarisas, con las cuales deberás relacionarte a la antigua usanza: tirando de un cordel que agita una campanita y hablando con ellas a través de una reja. Tal vez te preguntes por qué deberías relacionarte con ellas, pero ¿qué piensas si te decimos que en Palma son muy conocidas por sus estupendos dulces?
S’Escorxador
El antiguo matadero, construido en un interesante estilo modernista, es hoy uno de los epicentros de la vida palmesana. Su ubicación no está en el meollo de la ciudad turística, tal vez por eso es un lugar muy concurrido por locales. Y razones no faltan, dado que tiene de todo: un mercado gastronómico, una cervecería e incluso un cine de películas en versión original. Y cómo no, las omnipresentes terracitas para tomar una caña y una tapa. Si quieres un poco de relax y huir de los turistas (y, por tanto, tomar una cerveza con precio de local) S’Escorxador es un lugar que no puedes perderte.
Mercado de Pere Garau
Palma cuenta con mercados muy renombrados y surtidos como el de Santa Catalina y el Mercado del Olivar, ambos ubicados en lugares bastante céntricos (sobre todo el segundo). Sin embargo, dado que queremos traerte la Palma más auténtica, te hablaremos de un tercer mercado que no tiene nada que envidiar en extensión a los dos anteriores, aunque sea menos conocido.
Se ubica en el barrio de Pere Garau, a tan sólo 20-25 minutos caminando del centro, uno de los distritos más multiculturales de la ciudad. Inaugurado en 1943, el Mercado de Pere Garau alberga en su interior todo tipo de establecimientos, desde fruterías, pescaderías y carnicerías a bares y comercios de productos más especializados. Además, los martes, los jueves y los sábados, su amplia plaza exterior se llena de puestos en los que los payeses, normalmente venidos todos los pueblos del resto de Mallorca, venden sus productos frescos. Si quieres conocer la Palma más cotidiana y del día a día, alejado de circuitos turísticos, no puedes dejar escapar una visita a este mercado.
Pueblo español
Inaugurado en 1967, el concepto del Pueblo español de Palma de Mallorca es el mismo que su homólogo barcelonés, aunque puede visitarse por un precio menor. En poco más de 6.000 metros cuadrados se concentra una gran cantidad de reproducciones de los que, en su momento, eran considerados los monumentos más representativos de las diferentes regiones de España. Así, por ejemplo, podemos visitar desde una reproducción del Patio de los Arrayanes de La Alhambra, a la Casa del Greco, la plaza del Cristo de los Faroles de Córdoba, baños árabes e incluso la Plaza Mayor de Vergara (Guipúzcoa).
Visitar el Pueblo español de Palma tiene el aliciente de que su ubicación no es céntrica y, por tanto, se encuentra muy alejado del meollo turístico. Así que si lo que buscas es visitar un espacio de gran belleza al mismo tiempo que huyes de aglomeraciones y masificación turística, el Pueblo español puede ser una gran opción.
Parque de la Quarentena
Un rincón repleto de encanto que es desconocido por muchos mallorquines. Se ubica en la zona conocida como El Terreno, muy cerca de la antaño célebre Plaza de Gomila. Este parque es prácticamente un jardín secreto que se asoma al mar. Como decimos, es un parque muy poco conocido, por lo que acostumbra a ser un lugar tranquilo y apacible. A la gran variedad de vegetación que lo adorna se une un curso de agua que desemboca en un pequeño estanque. Si lo seguimos, llegaremos al final del parque, el cual, dado que adopta la forma de pendiente del terreno, nos conducirá directamente al Paseo Marítimo.
Sin embargo te aconsejamos que explores la zona superior, la llamada El Terreno. Después de varios años de ser uno de los epicentros de la noche mallorquina, es hoy una zona algo venida a menos, aunque muy interesante. Dado que en los años 60 era el lugar favorito para veranear de celebrities como Audry Hepburn, Marlene Dietrich o Frank Sinatra, todavía hoy, si paseamos y enfilamos sus calles podemos toparnos con más de un palacete entre casita y casita tradicional mallorquina. Una zona, en definitiva, que antes estaba repleta de glamour y hoy oscila entre la tradición y la decadencia.
Capilla de la Iglesia de Ntra. Sra. del Socorro
Una maravilla ubicada en el centro de la ciudad que muy pocos locales saben que existe. La iglesia, perteneciente a la orden agustina, se encuentra en la calle Socorro, y aunque el valor artístico de este templo es excepcional, lo que queremos traerte es uno de sus rincones más secretos. Si entras en su interior, busca la capilla de San Nicolás de Tolentino. Cuando entres en su espacio quedarás fascinado: es una capilla elíptica cuya bóveda está cubierta de la más imaginativa decoración. Los motivos son vegetales, por lo que la sensación que tiene el visitante es la de encontrarse bajo un bosque de piedra. Además, la iluminación resalta los tonos blanquecinos, dando la apariencia de que más que piedra nos encontramos en un lugar hecho en su totalidad de alabastro.
Patios mallorquines
Se trata de una de las tipologías de patios más bonitas de España, sin embargo son relativamente desconocidos. Palma está repleto de ellos: caminar por las calles de su casco viejo es todo un descubrimiento. En algunos nos podemos únicamente asomar a través de sus rejas; en cambio, en otros podemos entrar y contemplar la prestancia de su arquitectura y la tranquilidad de su ambiente. Si te interesan mucho, has de saber que existen rutas turísticas que te descubrirán los más importantes.
Iglesia de San Nicolás y la roca sagrada
Se trata de una iglesia ubicada en un lugar de excepción, en uno de los núcleos del tapeo palmesano, entre la zona del Teatro Principal y la Plaza de Juan Carlos I. Seguramente la veas alzándose con su imponente campanario. Aunque, eso sí, lo curioso está en los detalles. Si te acercas al ábside externo encontrarás una roca sustentada sobre dos volutas de piedra. Esta roca tiene un gran significado religioso, pues fue allí donde la santa mallorquina, Santa Catalina Tomàs, rezaba a diario mientras esperaba su admisión en el convento. Te lo aseguramos, es un detalle que muchos locales ni tan sólo conocen ni han reparado en él, por lo que ¡échale un ojo!
Fuerte de San Pedro
Otro lugar muy vistoso pero poco conocido porque se ubica algo lejos del centro, muy cerca de Porto Pí. Sin embargo, vale la pena verlo. Se trata de una construcción defensiva erigida en 1600 para defender la ciudad de los ataques berberiscos. Es, como suele ser este tipo de arquitectura militar, extremadamente funcional, pero muy hermosa. Además, alberga el Museo Militar de San Carlos, otro de los grandes museos desconocidos de la ciudad.
Museo de Mallorca
Aunque pueda resultar curioso, el Museo de Mallorca no es tan conocido como debiera. Las razones de este “olvido” pueden radicar en su ubicación algo oculta entre el entramado de calles medievales del centro y la sombra que proyectan otros museos más prominentes y publicitados (por ejemplo, el Museo de la Catedral o el museo Es Baluard de Arte Contemporáneo). Sin embargo, este museo es de lo mejor que podrás ver en términos de arte en la capital balear. Se ubica en pleno casco antiguo entre la plaza de Santa Eulalia y la Muralla. El edificio es un antiguo casal gótico acondicionado para albergar auténticas obras maestras. Resulta especialmente interesante su colección de arte medieval, en concreto la dedicada a la pintura gótica, el género donde probablemente más ha destacado el talento artístico mallorquín.
Jardín del Obispo
El entramado de calles del casco viejo provoca que, en ocasiones, sea fácil perdernos muchos encantos que se ocultan entre sus múltiples y estrechas calles. Uno de ellos es es l’Hort del Bisbe (o Jardín del Obispo). Un auténtico remanso de paz donde merece la pena detenerse para recuperar fuerzas. Mientras lo haces podrás contemplar los cipreses y la gran variedad de plantas que crecen entre sus muros. Además, también hay pequeñas fuentes y albercas con pececillos. Y, lo mejor de todo, es que se pueden divisar al fondo parte de la Catedral de Mallorca. Además, como es poco conocido, no hay aglomeraciones. Y, encima, la entrada es gratuita. ¿Se puede pedir más? Eso sí, para que puedas ir a tiro fijo te revelamos su oculta ubicación: la calle de San Pedro Nolasco.