Las esculturas son un elemento artístico que embellece las ciudades y da personalidad a ciertos entornos paisajísticos. En nuestros artículos sobre las esculturas más bonitas del mundo, las esculturas más grandes del mundo o las esculturas de Buda más grandes del mundo te traíamos algunos ejemplos de gran belleza. Hoy le toca el turno a esas esculturas extrañas aunque no exentas de cierta belleza que también pueblan las ciudades y lugares variopintos como estaciones de metro e incluso cementerios. ¡Te las mostramos!
Jatayu (India)
El subcontinente indio es muy afín al colosalismo, pues algunas de las esculturas más gigantes del mundo se encuentran en este país. Pero sin duda que esta escultura es una vuelta de tuerca insuperable. Es, de hecho, la escultura de un pájaro más grande del mundo. Se ubica en el estado meridional de Kerala y atrae a muchos visitantes, que contemplan boquiabiertos la monumentalidad y realismo de esta mole. Pero, ¿qué quiere significar esta escultura de un águila patas arriba? Representa un episodio de la gran epopeya india, el Ramayana. En dicho episodio un águila gigante, Jatayu, cae a la tierra tras intentar salvar a la diosa hindú Sita. Para verla tendrás que desplazarte a la aldea Chadayamangalam. También puedes visitar el museo ubicado justo en el interior de la escultura.
Monumento a los ratones de laboratorio (Rusia)
En la ciudad siberiana de Novosibirsk se encuentra esta peculiar escultura que, sin embargo, es un serio tributo a unos animalitos que han dado literalmente su vida por nosotros: los ratones. Se ubica frente al Instituto de Citología y Genética de la Academia de Ciencias de Rusia, y representa a un ratón que se encuentra tejiendo… una cadena de ADN. Es una escultura llamativa por su estética cartoon y por la caracterízación del ratoncito (pues lleva unas graciosas gafas, como si fuera una abuelita). Así que ya sabes, si un día te encuentras en la remota Novosibrisk no dudes en hacerte una foto al lado de esta sorprendente escultura.
Parque Vigeland (Oslo)
Un extraño complejo se ubica en el Forgnerparken de Oslo. Cientos de extrañas y simbólicas esculturas se arremolinan en un parque cuya concepción corrió a cargo del escultor noruego Gustav Vigeland, que diseñó entre 1907 y 1942. Aunque pueda parecer delirante, las esculturas responden a un meticuloso plan iconográfico donde el autor quiso reflexionar sobre la vida y el hombre. Hay algo perturbador en estas esculturas que hace de este parque una visita todavía más imprescindible, sobre todo por lo monumental del monolito de 17 metros que preside el conjunto, conformado por las figuras contorsionadas de hasta 120 cuerpos. En definitiva: extraño, bizarro, misterioso… pero tremendamente bello.
El Templo del Dragón (Tailandia)
Estamos ante un templo de lo más psicodélico ubicado a 40 kilómetros de Bangkok. Sin duda lo más llamativo es la escultura de un dragón que se enrosca en el edificio. El conjunto es impactante y uno no llega a saber nunca del todo si lo que está viendo es hermoso o una apoteosis del kitsch. Con todo, es digno de verse e incluso de ser caminado, dado que puede accederse y subir a lo más alto para tocar las barbas del dragón (que, según parece, da suerte). Eso sí, es necesario remarcar que estamos ante un edificio religioso, por lo que monjes habitan en su interior y sus quehaceres no pueden ser perturbados por el trajín de los turistas. Es por ello que los horarios de acceso están muy pautados.
El cocodrilo de Tom Otterness (Estados Unidos)
En Nueva York, en la estación de metro ubicada en la Quinta Avenida con 14th street se encuentra esta curiosa escultura de Tom Otterness. Representa a un cocodrilo surgiendo de una alcantarilla para morder y arrastrar con él a un curioso humano cuya cabeza es una bolsa de dinero. Una curiosa hibridación entre las típicas leyendas de cocodrilos que habitan alcantarillas y una crítica poco sutil al capitalismo imperante en el país. Y todo con una estética cartoon de lo más encantadora. Además, la estación de metro está repleta de estas pequeñas esculturas en escaleras y barandillas como si fuera una curiosa invasión de pequeños seres. ¿Interesante, banal, prescindible? Dejamos que seas tú quien juzgue viéndola in situ.
Sigmund Freud colgando de un brazo (República Checa)
La obra de David Černý prolifera en Praga y alguna de sus obras, como la de los hombres orinando, son muy famosas y fotografiadas. Escogemos, sin embargo, esta otra porque es incluso más curiosa y, lo que es más importante, no podrás admirarla de otro modo que levantando la cabeza y mirando al cielo. Y es que se trata de una escultura colgante que representa a la poco irreverente figura de Sigmund Freud. Su significado está poco claro y ha habido miles de especulaciones sobre ella. ¿Alusión a los temores de Freud sobre la muerte? ¿Una referencia a las investigaciones de Freud que nos asoman a todos a los abismos de la psique humana? Tal vez sea simplemente una broma y estemos perdiendo el tiempo especulando; sin duda, lo mejor es no preguntarse más y, simplemente, admirarla en la calle Husova de Praga.
Tumba de Victor Noir (Francia)
Victor Noir podría ser el protagonista de un hipotético Sálvame decimonónico. Según la leyenda, este periodista murió tiroteado por el príncipe Pierre Bonaparte, nada más y nada menos que el primo de Napoleón III. Una muerte turbia que, en su día, levantó una oleada de apoyo popular. Razón por la cual se erigiera un monumento funerario a la altura. Lo que nadie podía sospechar es que la abultada bragueta sería, un siglo después, motivo casi de peregrinación al cementerio parisino de Père Lachaise donde se halla. En efecto, parece ser que aquel que deposite una flor en su sombrero y toque su bragueta, experimentará un incremento notable de su fertilidad y vigor sexual. Podemos ver los efectos de esta creencia en que la zona de la bragueta luce visiblemente con otro tono. En fin, una curiosidad a caballo entre lo gracioso y lo grotesco con la que acabamos esta lista.