Una de las claves del dominio romano del Mediterráneo fue su eficiente red de calzadas. Un sistema perfecto para comunicar las diferentes provincias de la República y del Imperio y de favorecer los intercambios comerciales y humanos. Sin duda, una de las calzadas más largas fue la Vía Augusta. Con sus 1.500 kilómetros vertebraba una de las provincias más prósperas, Hispania. Hoy es una ruta que nos adentra en lo más hermoso de la Península Ibérica y a los aficionados a la Historia de Roma hace revivir los mejores tiempos de uno de los imperios más fuertes y duraderos que ha habido. En este artículo te mostramos las diferentes paradas de esta impresionante vía que conectaba Cádiz con la fachada mediterránea española Y, si quieres conocer otras rutas romanas en la Península, aquí te dejamos nuestro artículo sobre qué ver y hacer en la Vía de la Plata, una ocasión inmejorable para conocer el interior peninsular.
Cádiz
Comenzamos por el principio, la noble ciudad de Gades, o Cádiz. Una ciudad muy importante en Roma dado que era la principal productora del garum, una especie de salsa realizada con pescado fermentado que era como el ketchup de los romanos: la echaban en casi todo. Hoy la importancia de Cádiz va mucho más allá de lo culinario. De hecho, es una de las ciudades españolas más bonitas. Da buena cuenta de esto su impresionante Catedral de Santa Cruz y su paseo marítimo, de un encanto que no a pocos ha sugerido reminiscencias a La Habana (de hecho, a veces se la denomina como “La Habana Chica”). Y, dado que estamos en una ruta de fuerte sabor histórico, el visitante interesado en esta disciplina no puede obviar la importancia de Cádiz en el surgimiento del constitucionalismo español. De hecho, se puede visitar el Oratorio de San Felipe Neri donde la Pepa fue promulgada. Para saber más sobre esta encantadora ciudad te dejamos nuestro artículo sobre qué ver y hacer en Cádiz.
Sevilla
Nos detenemos en Hispalis, como conocían los romanos a Sevilla. ¿Qué decir de esta provincia? Uno de los nodos comerciales y agrícolas del sur peninsular que, andando el tiempo, cobraría relevancia internacional como Puerto de las Indias. Toda esa herencia puede contemplarse hoy en día en la capital andaluza. No puedes perderte una visita a su catedral gótica, el templo de este estilo de más extensión (que no altura) de cuantas hay. Y, por supuesto, tampoco puedes pasar de largo por la Giralda o el Alcázar. ¡Y tampoco por sus callejas y plazas recoletas! Todo esto te lo contábamos en detalle en nuestro artículo sobre qué ver y hacer en Sevilla. Y, dado que estamos en un itinerario puramente romano, vale la pena desplazarse a las ruinas de Itálica, una de las principales ciudades de la Hispania romana ubicada a tan sólo 7 km de Sevilla. Aquí nacieron emperadores como Trajano, Adriano y Teodosio, ¡ahí es nada! Podrás contemplar los restos de un anfiteatro, algunas casas como la de Neptuno, unas termas y un templo dedicado a Trajano (de ahí su denominación como Trianeum).
Córdoba
Recalamos ahora en Córdoba, una ciudad imprescindible en España. Y no sólo por su famosa Mezquita, sino por otros grandes monumentos como el Alcázar de los Reyes o el puente romano. Patria de grandes personalidades romanas como Séneca el Viejo, Córdoba no ha perdido ni un ápice de belleza desde entonces; bien al contrario, se ha acrecentado con el aporte de otras culturas como la islámica. Cultura con la que Córdoba alcanzó en la Edad Media su apogeo y su condición de ciudad clave en la historia de Occidente. Para saber más sobre cómo disfrutarla, puedes leer el artículo sobre qué ver y hacer en Córdoba. Y, si lo que quieres es contemplar los hermosos jardines cordobeses famosos en todo el mundo, aquí te dejamos nuestro artículo sobre los patios más bonitos de Córdoba.
Valencia
Valencia ha sido históricamente un gran puerto mediterráneo y sigue siéndolo. Es, de hecho, una de las ciudades españolas más pobladas y dinámicas. Edificaciones como la Ciudad de las Artes y las Ciencias, además, otorgan a Valencia un marcado perfil contemporáneo y actual. Aunque si lo que te gusta es la historia, tampoco te vas a sentir defraudado. Monumentos como la Catedral, con su emblemático Miguelete, las Torres de Quart y, sobre todo la Lonja de la Seda (declarada Patrimonio de la Humanidad) son de visita obligada. Y si lo que te gusta es disfrutar del ambiente, nada mejor como internarse por las calles del Barrio del Carmen. ¿Qué quieres un poco de naturaleza? ¡Pues una escapada a la Albufera es el mejor plan!
Sagunto
Sagunto fue una ciudad de lo más relevante en la Hispania romana. A pesar del asedio y destrucción extremos a los que fue sometida la ciudad por Aníbal, todavía se conservan vestigios romanos. Por ejemplo, el Templo de Diana y el famoso Teatro Romano. Si quieres una inmersión más profunda en el legado romano entonces lo mejor es desplazarte a la Vía del Pòrtic-Domus dels Peixos. Todo un museo donde se pueden contemplar restos de una vía romana y de una casita donde poder conocer de cerca cómo era la vida cotidiana en la Antigua Roma. Y, si quieres ir a por todas, Sagunto tiene una herencia cultural impresionante. Su Castillo, por ejemplo, es de época andalusí y cuenta también con un mikvé, o baño ritual judío. ¿Se puede pedir más? En el caso de que te interesen los teatros romanos, te invitamos a leer nuestro artículo sobre los teatros romanos más bonitos de España.
Tarragona
Tarragona era una ciudad capital en la Hispania romana; era de hecho, la capital de la provincia de Tarraconensis, que en sus mejores momentos abarcaba las dos terceras partes de Hispania, desde Galicia al arco mediterráneo. No es de extrañar, por tanto, que la herencia romana sea tan bestial. La encontraras en la Plaza del Foro, donde todavía unas pocas ruinas se alzan en pie. Sin duda, la mayor atracción es el anfiteatro, que se asoma majestuoso al Mediterráneo. O las murallas, de las que se conserva un tramo de aproximadamente 1 km. Si tienes tiempo, te aconsejamos que hagas una escapada al Puente del Diablo, a 4 km de la ciudad. Se trata de un acueducto construido en el siglo primero antes de Cristo. Una mole de más de 200 metros de largo que, en algunos tramos, puede alcanzar, además, una altura de hasta 30 metros.
Gerona
Bañada por el río Oñar, cuyos edificios asomándose a sus aguas conforman una de las estampas más sorprendentes de cualquier ciudad española, Gerona es una de las últimas paradas de la Vía Augusta. La ciudad es un dechado de atractivos turísticos, desde su Catedral y la escalinata (que ha servido para ambientar alguna escena de Juego de Tronos) a su barrio judío, uno de los mejor conservados de España. Pero, si lo que te ha internado en esta ruta es el elemento romano, nada mejor que una escapada a Empúries, una de las más florecientes colonias griegas más tarde ampliada por los romanos. De ellos se conserva una interesante muralla y también hermosos mosaicos.