El turismo bélico es una modalidad de turismo que cada vez gana más adeptos. No se trata en absoluto de un tipo de turismo sombrío o morboso sino toda una inmersión en la historia. Sus alicientes, además, van más allá que el mero estar en un lugar importante. Pueden ser también maneras inmejorables de realizar un turismo paisajístico de alto nivel. Si te apasiona la historia (o si no te interesa tanto) en este artículo puedes probar con este enfoque. Te mostramos algunos de los lugares donde tuvieron lugar algunas de las batallas más singulares de la historia. Los recorremos en orden cronológico. Aunque antes de gritar fuego, tal vez te interese explorar otros destinos vinculados con la Historia, como los monumentos nazis más impresionantes que todavía se conservan.
Termópilas, en Grecia
Aunque se piensa que no los espartanos que plantaron cara a los persas de Jerjes en este desfiladero eran más de 300, no se le puede negar lo épico de su gesta. Aunque las Termópilas es, en el fondo, la historia de una gran derrota, ha quedado para la historia como uno de los ejemplos más notables de valor y defensa de la patria. El famoso paso de las Termópilas donde se atrincheraron los espartanos de Leónidas hoy se encuentra separado del mar por una llanura de 1 km aproximadamente. Muy diferente a lo que nos cuenta la Historia dado que, en aquel entonces, el mar estaba mucho más cerca del paso. Puedes llegar allí en coche desde Atenas. Un trayecto que dura alrededor de 2 horas. Además del paisaje y la emoción de visitar este lugar, también merece la pena que visites las aguas termales del lugar. De hecho, Termópilas significa exactamente eso: aguas calientes.
Numancia, en España
Si hay una guerra de la Antigüedad que ha pasado a la historia como ejemplo de una resistencia heroica y hasta las últimas consecuencias es la de Numancia. El asedio romano a esta ciudad celtibérica fue atroz y su jefe, Escipión Emiliano, no dudó en arrasar lo poco que quedaba de ella tras conquistarla en el año 133. Previamente a este hecho, muchos de sus habitantes ya se habían suicidado para evitar la deshonra de la derrota. Hoy en día es posible visitar el yacimiento arqueológico de esta ciudad en Soria. Encontrarás restos de la muralla, así como baños romanos, un aljibe con escaleras, una casa romana e incluso una casita celtibérica. Además, también existen recreaciones con actores para que puedas ver ante tus ojos la mejor representación de lo que era la vida en esta ciudad. En definitiva, un hito de la historia militar con un acento hispano. La entrada cuesta 6 € y la reducida 4 €.
Waterloo, en Bélgica
Napoleón ganaba batallas a lo grande y también sufrió una derrota absolutamente épica. Es el caso de Waterloo, en Bélgica. Aquí terminó el sueño napoleónico de resurgir en el periodo llamado de los Cien Días, cuando el general corso volvió de su destierro de la isla de Elba dispuesto a levantar en armas de nuevo a su país. Puedes visitar el lugar donde tuvo lugar la batalla si viajas a Bruselas, pues se encuentra no muy lejos. De hecho, puedes llegar allí en tren. Son muy recomendables los tours realizados en coche. Un recorrido que dura 45 minutos y que son una auténtica inmersión en el lugar. Y, si eres muy cafetero, siempre tienes a tu disposición el museo de Wellington, el famoso general inglés que tanto influyó en la victoria final sobre Napoleón.
Somme, en Francia
Somme fue una picadora de carne en el frente occidental de la Primera Guerra Mundial, una guerra ya de por sí sangrienta y de desgaste. Probablemente fue la batalla del Somme la más representativa de la carnicería: en torno a 1 millón de personas murió allí en apenas 4 meses. Se encuentra a 30 km aproximadamente de Amiens y tiene varias localizaciones interesantes. Te recomendamos el Memorial de Terre-Neuvas de Beaumont-Hamel. Un parque donde podrás visitar trincheras, cementerios y monumentos conmemorativos. Para un acercamiento 100% histórico puedes ir al Museo del Somme, que se ubica en un túnel subterráneo y donde podrás ver fotos, armas y enseres personales. Existen muchos memoriales dedicados a las fuerzas australianas y canadienses que participaron de parte de Inglaterra y Francia, aunque si buscas algo más centrado en el bando alemán siempre puedes visitar el Cementerio alemán de Rancourt-Bouchavesnes.
Volgogrado (antigua Stalingrado), en Rusia
Hasta el momento, Stalingrado ha quedado como la batalla más sangrienta de la Historia. Una ciudad a las orillas del Volga que fue escenario de una encarnizada lucha entre los alemanes, que buscaban conquistar el Cáucaso y sus pozos de petróleo, y los rusos, que resistían heroicamente. La destrucción de la ciudad fue total y entre sus escombros llegaron a yacer 2 millones de caídos. Probablemente el memorial más potente de este acontecimiento lo representa hoy la colosal escultura de 85 metros situada en el monte Mamáyev Kurgán. Representa la heroica resistencia soviética y fue durante un tiempo la escultura más grande del mundo. También vale la pena que visites el edificio Pávlov, ideal para que puedas estremecerte ante el nivel de destrucción que alcanzó la contienda. Se trata de un edificio prácticamente destruido que se ha mantenido como memorial de la batalla.
Cracovia, en Polonia
Cracovia es la capital cultural y religiosa de Polonia. Una ciudad repleta de encanto y bellísima arquitectura. Sin embargo a pocos kilómetros de ella se encuentra uno de los lugares más horrorosos que el ser humano ha llegado a construir: Auschwitz. Si te interesa el periodo de la Segunda Guerra Mundial y, más en concreto, el Holocausto es un lugar que has de visitar obligatoriamente. Consta de dos campos, el antiguo, más pequeño, y el construido posteriormente, más conocido como Birkenau. Es este el que aparece más en las fotos y las películas. Podrás ver en él las alambradas y los barracones, así como la entrada por la que discurrían las vías del tren que incansablemente llevaba prisioneros a su última parada en la vida. Es en el primer campo, que originalmente era un cuartel del ejército polaco donde podrás ver el Museo, repleto de enseres de los prisioneros. Se trata de una visita durísima pero que vale mucho la pena experimentar.
Pearl Harbor
El ataque por parte del Imperio Japonés a esta base naval ubicada en Hawai fue el punto de partida de la entrada de Estados Unidos en la guerra. Un fenómeno que ya sí convirtió al conflicto en una verdadera guerra mundial. El resto es, nunca mejor dicho, Historia. Son muchas las películas que nos han narrado este episodio. Si eres un apasionado del frente del Pacífico entonces un viaje a Pearl Harbor puede ser una de las mejores experiencias de tu vida. Existen visitas guiadas, incluso un Centro de Visitantes que te sumergirá en este acontecimiento histórico. También te resultará muy interesante conocer el Arizona Memorial, erigido en recuerdo al famoso buque hundido en el ataque japonés.
Normandía, en Francia
Aunque lo más épico de la Segunda Guerra Mundial se coció en el Este europeo, la industria de Hollywood ha glosado en multitud de ocasiones lo que fue el desembarco aliado en Normandía. Producido en 1944 fue la estocada final a la Alemania Nazi. Sin duda que una visita a los lugares del desembarco es uno de los mejores planes para un viaje de turismo bélico porque, además del interés histórico innegable, estaremos en parajes naturales de excepcional belleza. No puedes perderte contemplar las baterías de hormigón armado alemanas en Longes-sur-Mer, así como las playas de Omaha y Utah. Y, para una inmersión total, nada mejor que visitar el Museo del Memorial de Caen, erigido en uno de los lugares clave del desembarco.
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