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Te acercamos al bosque de Tronçais, una experiencia naturalista de calidad.

En 2018 la joya natural de Borbonés, una región del centro de Francia, entró en el muy selecto club de los “Bosques de excepción”. Un sello distribuido a cuentagotas por la Oficina Nacional de Bosques (ONF): catorce en total en la Francia continental. No es para menos, porque Tronçais, con sus 10.000 hectáreas, es el bosque de robles más grande de Europa. Una buena excusa para ir a echar un vistazo más de cerca. Por cierto, si te has propuesto hacer una inmersión en la Francia más verde, te aconsejamos que amplíes información sobre los bosques más bonitos de Francia.

Un pedazo de historia

En el siglo XVII, se podía ver de lejos. Fue Colbert, el famoso ministro de finanzas de Luis XIV, quien, hacia 1670, decidió plantar robles en este bosque que pasó a formar parte del dominio real. El objetivo: proporcionar madera de calidad a los astilleros navales. Eso sí, con la condición de que se esperara un poco: estaba prevista su explotación en 200 años. Es decir, ¡en la época de los grandes acorazados!

Colbert, impulsor del bosque de Tronçais

Lugares de excepción

La histórica Futaie Colbert languidece, por lo que, para protegerla, está prohibido visitarla. La Futaie Colbert II ha tomado el relevo de los visitantes. Es aquí donde podrá ver algunos de los ejemplares de robles más notables y también algunos de los más antiguos: Para recuperarte de la caminata, nada mejor que dirigirse a la zona de baño del estanque de Saint Bonnet.

Roble de Tronçais

Tronçais en otoño

Si hay una época para reservar unos vuelos baratos a Francia y visitar Tronçais es el otoño, cuando el bosque se llena de color. También es una época de gran actividad. Septiembre es la época de celo de los ciervos que habitan la zona. Si tienes suerte, podrás oír sus fuertes bramidos para atraer la atención de las pretendientas. La Oficina de turismo de Allier ofrece salidas matinales con guía. En octubre se subastan árboles cuyo corazón se utilizará para fabricar barriles de vino o coñac. De hecho, suele decirse que no hay buen coñac que no envejezca en una barrica Tronçais.

 

Dos encantadores pueblos en los alrededores

Aynay-le-Château, a 3 km al norte del bosque, conserva parte de sus fortificaciones del siglo XII. Es una oportunidad de oro para pasear por las estrechas calles bordeadas de casas antiguas. Vale la pena que te detengas en la muy interesante Porte de l’Horloge del siglo XII que fue utilizada como prisión.

A 17 km al sur del bosque, el atractivo pueblo de Hérisson, que inspiró a los pintores naturalistas decimonónicos de la Escuela d’Aumance, llamada así por el río en el que se reflejan las fachadas de las casas. Una imagen seductora dominada por los restos románticos de un castillo medieval.

Herisson
Herisson
Fotos: iStock.

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