Te mostramos qué ver en esta colorida festividad Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
El Día de los Muertos es por su sincretismo uno de los elementos más folclóricos y auténticos de México. Hijo del mestizaje y el hermanamiento de tradiciones indígenas y europeas, el Día de los Muertos sigue siendo hoy una celebración que fascina a muchos por su derroche de imaginería. En este artículo te mostramos qué hacer durante esta colorida festividad que tiene lugar el día 1 y 2 de noviembre de cada año. Conocerla de cerca no tiene por qué ser caro: puedes reservar vuelos baratos a México por menos de 600 € ida y vuelta con aerolíneas como Iberia o British Airways. Y, si quieres explorar otros destinos que ponen los pelos de punta, te aconsejamos nuestros artículos sobre los mejores destinos de Halloween y los lugares más terroríficos del mundo.
Comerte una calaverita de azúcar
Quizás es uno de los elementos más conocidos de esta celebración. Y es que no deja de llamar la atención que, de alguna manera, los vivos puedan “comerse” a la muerte. Este dulce se elabora con merengue en polvo, azúcar y agua, y muchos las adornan con caramelos o lentejuelas de colores. Puedes comprarlas en las tiendas, que por esos días estarán más que surtidas de este dulce tan especial. Eso sí, cómelas con moderación porque son una bomba de azúcar: ¡incluso la muerte engorda!
Ver el Desfile Internacional del Día de los Muertos
Se trata de un evento bastante reciente, impulsado desde 2015, que tiene como principal escenario Ciudad de México. Este año tendrá lugar el 27 de octubre y tendrá el Zócalo su lugar de partida. Se trata de una celebración muy colorida en la que desfilan cientos de participantes vistiendo los atuendos más inesperados. Todo un despliegue de fantasía que vale la pena experimentar. Ademas, en este desfile se muestran las dos caras de México, la indígena y la europea, por lo que junto con personas ataviadas como conquistadores españoles podrás ver gente danzando con vestiduras mexicas. Y todo aderezado con todo tipo de parafernalia como globos y carrozas.
Maquillarte de calavera…
Sin duda que uno de los aspectos más llamativos de esta festividad son los imaginativos maquillajes con los que algunos mexicanos salen a la calle. Hacerlo es muy fácil: basta con pintarse la cara de blanco y sobre esta base, con pintura negra, trazar unas ojeras alrededor de los ojos y ennegrecerse con la misma pintura la nariz. Algunos le echan mucha fantasía a estos diseños, dibujándose volutas en las mejillas o trazando líneas desde la comisura de los labios que atraviesen buena parte de su rostro. Esto va de imaginación así que ¡inventa tu propio maquillaje! Pero, sobre todo, no confundas este maquillaje con los atuendos basados en la Catrina. ¿Qué es? Te lo explicamos a continuación.
…o disfrazarte de La Catrina
La Catrina es un personaje que, como tantas cosas del imaginario cultural mexicano, es de autoría colectiva. La tradición de la Catrina se remonta a la costumbre en algunos periódicos socialistas decimonónicos de publicar epígrafes que satirizaban las costumbres de aquella época. Nadie quedaba a salvo: ni las clases altas, ni las populares, ni los indígenas, ¡nadie! Estas letrillas iban muy a menudo acompañadas de dibujos de esqueletos y calaveras, que trataban de subrayar la crítica a la vanidad de todas las capas sociales. Una de las caricaturas más famosas, que es la base de la actual Catrina, fue dibujada por José Guadalupe Posada. Posteriormente el artista Diego Rivera la bautizó con su nombre actual e incluso la llegó a usar de tema de algunos de sus cuadros. La reconocerás porque es una calavera portando un enorme sombrero con flores.
Visitar el cementerio
Sí, sabemos que el título puede haber quedado un tanto siniestro, pero créenos: es uno de los espectáculos más impresionantes del Día de los Muertos. Los vivos acuden a las tumbas de sus familiares muertos para realizar todo tipo de ofrendas, que incluyen comida, flores, calaveritas e incluso a mensajes escritos en papel. Todo ello iluminado por la tenue luz de las velas. Fíjate especialmente en os cempasúchil, flores que los familiares deshojan en las lápidas, una acción discreta pero de una belleza conmovedora. Todo en el Día de los Muertos es de una seductora ambigüedad: celebración de la muerte, alegría y reverencia, fiesta y recuerdo de los familiares fallecidos… ¡no te arrepentirás de pasarte por uno de estos camposantos!
Soñar con los alebrijes
El Día de los Muertos es, en gran medida, un gran cajón de sastre de toda la cultura e imaginería popular mexicana. Es por eso que los alebrijes, sin ser un elemento originario de esta festividad, se ha incorporado a ella con toda naturalidad. Se trata de muñecos elaborados con cartón cuyas formas consisten en caprichosas uniones de animales del todo dispares. Si has visto la película Coco, seguramente los recuerdes. Durante el Día de los Muertos, los alebrijes están por todos lados, especialmente en las tiendas, en forma de artesanía, y en los desfiles, en forma de disfraces. Y, aunque parezca mentira, no son una tradición ancestral: datan de los años 30, cuando su creador Pedro Linares soñó con unos monstruos que gritaban “¡Alebrijes, alebrijes!”. Al despertar decidió reproducir aquellas visiones oníricas.
Componer calaveras literarias
Otra curiosa tradición del Día de los Muertos es la composición de lo que se conoce como calaveras literarias, un pequeño poema satírico de unos pocos versos en los que se usa de manera mordaz el ingenio y la burla para ridiculizar tanto a los muertos como a los vivos; a los muertos porque a menudo la composición puede hacer referencia de manera burlesca a los defectos de algún difunto a quien la letrilla va dedicada; y a los vivos porque finalmente lo que se satiriza es la vanidad de los que estamos a este lado y nuestra habitual inclinación a apegarnos en exceso a las cosas del mundo.