¿Pensando en viajar a la emblemática ciudad italiana cuna de lo mejor del Renacimiento artístico? ¡Te mostramos todo lo que hay que ver!
Florencia es uno de los mascarones de proa de la cultura europea. Esta localidad italiana alberga lo mejor del Renacimiento y, por tanto, algunas de las mejores realizaciones del arte occidental. Tanto es así que todavía se recuerda la anécdota según la cual el escritor francés Stendhal padeció el famoso síndrome que lleva su nombre justo cuando visitaba Florencia. Te enseñamos todo lo que vale la pena ver, aunque… ¡pondremos especial cuidado en que no te pase lo mismo que a Stendhal! Y, para saber más sobre cuándo es el mejor momento para viajar, aquí te dejamos nuestro artículo sobre cuándo viajar a Italia. Y, si tienes pensado visitar Florencia para luego desplazarte a Cinque Terre, te dejamos también nuestro artículo sobre qué ver y hacer en Cinque Terre.
Catedral de Santa María del Fiore
Símbolo de la ciudad y asidua de sus mejores panorámicas, la Catedral de Santa María del Fiore es, además, una obra maestra declarada Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Esto se debe en buena parte a que es el fruto de la intervención de varios genios del primer Renacimiento. Por un lado, Brunelleschi, que consiguió erigir la imponente cúpula de casi 50 metros de diámetro -un prodigio de la arquitectura-, y, por otro lado, Ghiberti, el escultor de los relieves en bronce de las puertas norte y este del Baptisterio de San Juan. Aunque, como es habitual en Florencia, hasta el más mínimo detalle ocupa un apartado en la Historia del Arte. Nos referimos, por ejemplo, a los mosaicos que decoran el interior del techo del Baptisterio de San Juan.
Campanile de Giotto
Aunque este campanario lleva adosado el nombre del célebre pintor Giotto, lo cierto es que su belleza se debe a la intervención de los numerosos artistas de primera línea que tomaron parte en su dilatada construcción. Como todo en Florencia, es de una exquisitez enorme, pues ningún recurso se escatimó. A este respecto, cabe destacar el uso de los más nobles materiales de la época: el mármol blanco de Carrara y el mármol rojo de Siena entre muchos otros. Asimismo, su superficie está recubierta de relieves de gran calidad artística. Y un nada desdeñable bonus track: si subes a lo alto del campanario podrás disfrutar de unas estupendas vistas aéreas de la ciudad.
Galleria degli Uffizi
Esta célebre galería de arte nació con un propósito muy diferente: el de albergar estancias oficiales. Cosme I de Médici necesitaba un edificio que concentrara algunas oficinas de las magistraturas florentinas y encargó el diseño de esta construcción a Giorgio Vasari. Muy pronto comenzó a albergar las obras de arte de la familia Medici, por lo que con el pasar de los años fue adquiriendo una función de pinacoteca que dura hasta hoy. De hecho, no son pocos los que reservan sus vuelos baratos a Florencia con la única intención de perderse en los 17.000 metros cuadrados de este palacio-museo. Los entendemos perfectamente, pues aquí residen auténticas maravillas del arte producido entre siglo XII al Barroco, o lo que es lo mismo, obras de Leonardo da Vinci, Durero, Rubens, Velázquez, Goya… Como puedes ver, el típico lugar de donde Stendhal sale en ambulancia.
El Ponte Vecchio
Otro de los emblemas de Florencia. Se trata de uno de los pocos puentes no exentos que se conservan. Durante la Edad Media fue muy habitual la construcción de puentes con casitas para ser habitadas, una práctica que a partir del Renacimiento y Barroco caería en desuso y de la que hoy conservamos pocos ejemplos. Su valor radica además en su audaz diseño, con arcos rebajados, que permitía resistir mejor las crecidas del río Arno. Y, por si fuera poco, en el siglo XV se le añadiría el conocido como “corredor vasariano”. Un paso privado para que Cósimo I de Médici pudiera cruzar el puente sin mezclarse con el gentío y los mercaderes que en aquel entonces usaban este espacio como punto de venta. El encargo de este corredor fue realizado a Giorgio Vasari, uno de los artistas más significados del Renacimiento.
Piazza della Signoria
La plaza central de Florencia. Destaca, por su prestancia y altura, el Palazzo Vecchio, un edificio construido en la Edad Media que, con el correr de los siglos, fue embellecido con diferentes estilos. Otros monumentos reseñables que hacen a esta plaza una de las más especiales del mundo son la Logia della Signoria, el Tribunal de las Mercancías y el Palazzo Uggocioni, erigidos todos ellos en un inconfundible estilo renacentista. Sin embargo, lo más conocido de esta plaza es la reproducción del David de Miguel Ángel, que se alza orgullosa compartiendo espacio con otra obra maestra de la escultura: el Perseo de Benvenuto Cellini.
Basílica de Santa Croce
Tal vez el ejemplo más perfecto de cómo Florencia va sobrada de cultura. De hecho fue aquí donde Stendhal experimentó los vértigos y palpitaciones que darían lugar al síndrome que lleva su nombre. Y es que esta basílica no es poca cosa. Para empezar, su fachada es uno de los emblemas más reproducidos del Renacimiento Italiano, aunque en su interior está lo mejor: obras de Giotto, Cimabue, Vasari, Donatello y una larga lista de genios de la pintura. Si ya estás sintiendo que te flojean las piernas, aguanta un poco, porque esta basílica también alberga las sepulturas de nada más y nada menos que Dante, Miguel Ángel, Maquiavelo, Galileo Galilei y Rossini.
Los Jardines de Boboli
Si notas las mismas palpitaciones y sudores que nuestro amigo Stendhal, una buena opción de escaparse al jamacuco puede ser descansar un rato en los hermosos Jardines de Boboli. Son nada más y nada menos que 45.000 metros cuadrados de vegetación, una extensión que convierte a estos jardines en la principal zona verde de la ciudad. Además, se sitúan muy cerca del celebérrimo Palacio Pitti, una de las obras maestras del Renacimiento. Eso sí, si quieres disfrutar de su tranquilidad deberás pagar una entrada que ronda los 7 €.
El David de Miguel Ángel
No podía faltar uno de los símbolos del arte europeo y mundial: el David de Miguel Ángel. Esculpido por un jovencísimo Miguel Ángel, esta escultura fue muy pronto admirada como una realización extraordinaria. Hoy lo consideramos una de las cúspides creativas de todos los tiempos y no son pocos que lo visitan con una disposición casi sagrada. Podrás verlo in situ en la Galería de la Academia de Florencia. Aunque si no eres especialmente mitómano y no crees esencial ver la pieza original, puedes disfrutar de una reproducción de esta escultura que, además, puede ser contemplada gratuitamente. Como te comentábamos más arriba, está ubicada en la Plaza della Signoria.
Volar a Florencia: información práctica
Florencia: lo más básico
- Moneda: La moneda de Italia es el euro.
- Clima: Veranos cálidos y resto del año templado.
- Huso horario: La misma hora que en Península y Baleares y una hora más que en las Islas Canarias.
- Eventos anuales destacados: La Epifanía, el 6 de enero y el Carnaval.
¿Cuándo es la mejor época para viajar a Florencia?
Dado el clima benigno de Florencia y el carácter eminentemente cultural y artístico de sus reclamos turísticos, Florencia es visitable a lo largo de todo el año. Pese a todo, una buena época es la primavera y el otoño, dado que son temporadas sin la masificación del verano y sin las temperaturas bajas y lluvias que pueden encontrarse en invierno. De todos modos, visitarla en invierno puede ser una gran idea dado que el 6 de enero tiene lugar la Epifanía, una fiesta de gran importancia en todo el país que en Florencia se celebra de manera especial vistosa.
¿Qué aerolíneas vuelan a Florencia?
Florencia, no hace falta decirlo, es una de las ciudades más turísticas de Europa dados los encantos que atesora. Esta es la razón de que exista una más que amplia oferta de vuelos que hará tu búsqueda de unos billetes baratos algo no excesivamente complicado. Así, tienes a tu disposición aerolíneas regulares Iberia, Lufthansa y Air Europa y compañías low cost como Vueling.
¿Cómo desplazarme por Florencia?
Con sus apenas 400.000 habitantes, Florencia es una ciudad muy manejable que vale la pena recorrer a pie o en transporte público. Además, su centro histórico, muy protegido por el incuestionable valor de los monumentos y muy peatonalizado, hace que circular por la ciudad en coche no sea la opción más cómoda. Para moverte en transporte público tienes dos opciones básicas: el autobús y el tranvía. El autobús es la red de transporte más tupida. Con más de 100 líneas podrás plantarte en cualquier rincón de la ciudad por 1,50 € el billete sencillo. De todos modos, tienes también abonos Agile con 14 viajes de 90 minutos de duración cada uno por 14 €. El tranvía, por su parte, cuenta con hasta 3 líneas, aunque ninguno de los itinerarios cubre la zona centro.