¡Vamos a dar una vuelta por lo más granado del Patrimonio Nacional!
Seguramente más de una vez hayas oído hablar de los Reales Sitios. Sin embargo, ¿qué son exactamente? Muy fácil. Se trata de diferentes monumentos muy vinculados con la historia de la Monarquía Española, que han sido cedidos por ésta a Patrimonio Nacional, institución encargada de gestionarlos. A menudo se utilizan para la celebración de eventos relacionados con la Casa Real, aunque son totalmente visitables por los ciudadanos.
En la lista se incluyen construcciones de todo tipo, desde palacios a monasterios. Hoy te traemos los palacios, entornos amenos y de asueto cuya elegancia y grandeza te impresionarán. Dado que la sede de la Corte se ubicó, salvo en contadas excepciones, en Madrid, muchos de estos lugares están erigidos en la capital de España y en sus alrededores. Así que podrás visitar muchos de ellos reservando unos vuelos baratos a Madrid.
Palacio Real (Madrid)
Con el incendio del Real Alcázar en 1734 se hizo necesario reconstruir una de las residencias más importantes del Rey. Así, el monarca francés Felipe V ordenó al arquitecto italiano Juvarra de un fastuosísimo palacio dieciochesco, que pasa todavía hoy por ser uno de los palacios urbanos del siglo XVIII más grandes de Europa. El conjunto es absolutamente enorme (tiene más de 3.500 dependencias) y puedes explorarlo bien en su fachada de la Plaza de Armas (frente a la Catedral de la Almudena), desde los Jardines de Sabatini o desde el Campo del Moro. Además, si te gusta el arte, lo mejor está en su interior. En el Palacio Real de Madrid se guardan algunas obras maestras del arte de Caravaggio, José de Ribera o Goya.
El Pardo (Madrid)
A pesar de que en el imaginario de los españoles El Pardo presenta algunas connotaciones desfavorables (fue la residencia de Francisco Franco), lo cierto es que se trata de un monumento más que notable. Se ubica en el Monte del Pardo, al norte de Madrid, en un entorno de casi 16.000 hectáreas de bosque. Este palacio comenzó como un pabellón de caza, aunque los sucesivos reyes, tanto Austrias como Borbones, fueron ampliándolo hasta obtener el aspecto que podemos disfrutar hoy en día. Su condición de residencia destinada al ocio y el descanso ha propiciado que le rodeen encantadores monumentos como la famosa Casita del Príncipe, diseñada por Juan de Villanueva, el arquitecto del Museo del Prado y la Plaza Mayor de Madrid. Además, en el interior del palacio también hay otras de arte muy significadas, como los famosos tapices de Goya.

Aranjuez (Madrid)
¿Qué puede decirse de Aranjuez que no se haya dicho ya? Concebido como residencia de verano de la Familia Real, es todo un ejemplo de jardín dieciochesco de manual. De hecho, tanto el Palacio como los jardines son Patrimonio de la Humanidad. Lo mejor es sumergirse en su hermosa arquitectura y en sus impresionantes jardines, de los que destaca el Jardín del Príncipe. Además, en su interior podrás disfrutar de las variadas obras de arte que alberga en su interior, así como algunos salones realmente sorprendentes, como el Salón Chino, decorado abigarradamente con porcelana. ¡Ah! Y algo muy interesante: el Museo de Falúas, las ostentosas embarcaciones con las que la Familia Real navegaban los canales.
Granja de San Ildefonso (Segovia)
Otra de las maravillas de Patrimonio Nacional. Muchos lo denominan como el “Versalles español”, y razón no les falta. El diseño de jardines, los juegos de agua y la prestancia dieciochesca del palacio así lo atestiguan. Sin embargo, hay en todo el Real Sitio una personalidad muy marcada que lo hace único. Lo más impresionante sin duda son los jardines, salpicados de hermosas estatuas, y los juegos de agua. Un prodigio de la ingeniería hidráulica que aprovechaba el desnivel del terreno para desplegar una fantasía de juegos de aguas y fuentes sin parangón. Una visita complementaria muy interesante puede ser la Real Fábrica de Vidrio. Una oportunidad única de conocer una fábrica del siglo XVIII que, en el caso concreto del vidrio, fue una de las más importantes de Europa. Además, aquí encontrarás también uno de los laberintos más grandes de España. ¡Otra razón (literalmente) para perderse en este Real Sitio!
Riofrío (Segovia)
Tal vez el Real Sitio menos conocido, aunque no porque le falten encantos. Fue construido en el siglo XVIII, durante el reinado de Fernando VI, hijo de Felipe V. El diseño corrió a cargo del arquitecto Santiago Bonavía, quien lo concibió como un palacio muy italiano. Es decir, un palacio de forma cuadrangular, de fachadas muy similares y gran patio central. Lo más llamativo, sin duda, es la particular tonalidad rosada del conjunto. Asimismo, está rodeado de un entorno singular, un encinar que, en su día, estaba poblado de gamos y ciervos. Sin duda un lugar concebido para la caza y el asueto que hoy en día podemos disfrutar como obra de arte incuestionable.

La Almudaina (Palma de Mallorca)
Cambiamos totalmente de registro: de la elegancia dieciochesca al mestizaje entre la arquitectura islámica y la cristiana. Y es que el Palacio de la Almudaina fue concebida como la residencia de los gobernantes árabes durante la dominación musulmana de la isla. Con la conquista cristiana en el siglo XIII se estableció allí la residencia de los reyes. Eso sí, con alguna que otra modificación. De este modo, podemos apreciar la presencia de arcos apuntados, tan típicamente góticos. Con todo, el respeto de los elementos árabes es notable. Te aconsejamos que te dejes caer por la Almudaina en tu visita a Palma de Mallorca. Su ubicación es única: está frente a la Catedral, por lo que matarás dos pájaros de un tiro.
Reales Alcázares (Sevilla)
Aunque estrictamente el espacio vinculado a Patrimonio Nacional es el llamado Cuarto Alto, ¿por qué perder la oportunidad para disfrutar de este impresionante monumento? En él se atesoran diferentes estilos: desde elementos islámicos, a mudéjares a renacentistas y barrocos. Y todo ello agitado de la manera más armoniosa que puedas imaginar: no en vano es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y uno de los monumentos más visitados de España. Pero su encanto no sólo está en el interior, sino también en el exterior, sobre todo gracias a sus impresionantes jardines, salpicados de estanques (como el Estanque de Mercurio) y de fuentes (la más espectacular, la Fuente de la Fama).