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¡Nos vamos de peregrinaje por las catedrales más bellas de España!
España puede preciarse de ser un país que acoge algunos de los templos católicos más impresionantes de Europa. Aunque la competencia es dura, algunas catedrales españolas se perfilan como ejemplos más acabados de su estilo. Incluso, en algunos casos, son catedrales únicas en su género. Y, no pocas, veces, son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Te mostramos las catedrales más hermosas e importantes de España. Y, si quieres ampliar información sobre este tema, nada mejor que consultar nuestros artículos sobre las catedrales más luminosas y espectaculares del mundo, las catedrales más bonitas del mundo, las catedrales más bonitas de Italia y las catedrales más bonitas de Francia.
Catedral de Santiago de Compostela
No podíamos abrir la lista sino con esta emblemática catedral. Un templo esencial para conocer la historia de España pero también la historia de Europa. Y es que el Camino de Santiago fue durante siglos un vertebrador de la cultura europea. La catedral, por tanto, recoge lo mejor y más granado de los estilos arquitectónicos medievales. Así aunque nació como templo prerrománico, fue a raíz del incendio de la ciudad provocado por Almanzor que se decidió reconstruirlo como templo románico. A día de hoy es una de las catedrales de este estilo más importantes de Europa. Asimismo, las esculturas del Maestro Mateo en el pórtico de la Gloria pasan por ser auténticas obras maestras medievales. Si quieres saber más, échale un vistazo a nuestro artículo sobre qué ver y hacer en Santiago de Compostela.
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Catedral de Segovia
La Catedral de Segovia cuenta con la particularidad de ser una de las últimas catedrales góticas de Europa. Y es que fue construida en pleno siglo XVI, momento en el que el estilo renacentista se estaba consolidando en Europa. Y es que, a raíz de la destrucción del templo anterior en la Guerra de los Comuneros, se hizo urgente reconstruirlo, ¡y a lo grande! Y el resultado es una esplendorosa catedral gótica con elementos renacentistas que, vista en conjunto, se asemeja a un enorme bosque de piedra. De hecho, es Patrimonio de la Humanidad como el resto de la ciudad. Además, se ubica en la Plaza Mayor de la ciudad, un espacio ideal para sentarse en una terraza y disfrutar de este intemporal monumento.
Catedral de Burgos
Probablemente la catedral más francesa de cuantas hay en España. Fue construida en el siglo XIII en un esplendoroso estilo gótico, aunque con el pasar de los años ha recibido añadidos que, en lugar de convertirla en un pastiche, la han embellecido todavía más. A este respecto, cabe destacar el cimborrio erigido sobre el crucero en el siglo XV, en un estilo gótico-plateresco deslumbrante. ¡No en vano el templo es Patrimonio de la Humanidad! Pese a todo, podríamos decir que lo mejor está en su interior. Y es que entre sus cuatro paredes se hallan auténticas obras maestras, como la escalera dorada de Diego de Siloé, uno de los artistas españoles más reputados del siglo XVI.
Catedral de León
Una obra maestra del gótico de origen francés, como acredita su declaración como Patrimonio de la Humanidad. Construida entre el siglo XIII y XIV, es un prodigio de monumentalidad y elegancia. Sin duda el aspecto que la hace destacar sobre otros templos góticos es su enorme espacio dedicado a los vitrales. Nada más y nada menos que 1.800 metros cuadrados de resplandecientes vitrales embellecen su interior. En otras palabras, el templo gótico original (no hablamos de neogótico) con más vitrales del mundo. ¿Necesitas más razones para visitarla? Si quieres saber cómo sacarle todo el partido a esta ciudad leonesa, te aconsejamos nuestro artículo sobre qué ver y hacer en León.
Catedral de Toledo
A Toledo siempre la acompañado ese aura de haber sido sede obispal de la Hispania visigótica y de haber acogido concilios de gran importancia. Es por ello que no se explicaría que careciese de un templo a la altura de ese legado. La Catedral de Toledo, declarada Patrimonio de la Humanidad al igual que toda la ciudad, es un ejemplo de gótico equilibrado y elegante. Construida en el siglo XIII no fue hasta el siglo XVI que se remataron sus últimos flecos. No puedes perderte su interior, repleto de capillas y de obras maestras del arte, como el famoso transpartente de Narciso Tomé. Asimismo, su torre gótica con elementos mudéjares a buen seguro que te impactará. Los mudéjares eran los musulmanes que se quedaban viviendo en territorio cristiano, ¿esperabas menos de la Ciudad de las Tres Culturas?
Catedral de Palma de Mallorca
Ahora nos vamos a la capital de las Islas Baleares para asistir a uno de esos raros ejemplos de catedral construida al lado del mar. Aunque hoy en día entre ella y el Mediterráneo media un hermoso paseo marítimo, se dice que hace siglos esta catedral podía llegar a reflejarse en las aguas. Sea como fuere, se trata de una enorme catedral construida a lo largo de varios siglos, por lo que fue recogiendo un poco de cada uno de los estilos que fueron sucediéndose en ese amplio periodo de tiempo. Así, aunque originalmente gótico, podemos observar detalles renacentistas en las esculturas de la fachada, que, por cierto, es neogótica. En su interior nos aguardan obras de artistas de la talla de Gaudí y Miquel Barceló. Por cierto, mucha atención a su rosetón, considerado el vitral circular originalmente gótico más grande del mundo. Si quieres saber más, te aconsejamos que leas nuestro artículo sobre qué ver y hacer en Palma de Mallorca.
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Catedral de Sevilla
Cuenta la leyenda que los canónigos que impulsaron la construcción de la catedral fue el siguiente: “hagamos una iglesia tal y tan grande que los que la vieren labrada piensen que estábamos locos”. Toda una declaración de intenciones que salta a la vista: la Catedral de Sevilla es un templo auténticamente enorme. Construida en el siglo XV, en el momento de transición del Gótico al Renacimiento, hoy en día sigue impresionando por sus dimensiones. Destaca de su conjunto la archiconocida Giralda, la torre del campanario que originalmente era un alminar de la antigua mezquita del siglo XIII. Sin embargo, el remate de la Giralda que tanta personalidad le concede, es de época barroca.
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