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Por todos es sabido que los romanos hicieron de los baños una auténtica institución, si no un arte. Rara es la ciudad romana que no contara con baños; aunque si la ciudad estaba enclavada en un territorio con aguas subterráneas, el construir termas no era una opción: era un auténtico deber. Si a eso le sumamos que el Imperio Romano se extendió por tres continentes, nos queda una auténtica “geografía de las termas romanas” que vale la pena conocer. En esta lista nos hemos centrado especialmente en los territorios europeos, por lo que si quieres saber más sobre las termas de otras latitudes, aquí te dejamos nuestro artículo sobre las mejores termas del mundo y las mejores ciudades balneario del mundo.

Aquisgrán (Alemania)

Esta localidad alemana tiene un nombre muy poco alemán, y esto tiene mucho que ver con su condición de ciudad termal. Y es que los romanos supieron verlo de inmediato, por lo que la bautizaron como Aquae Granni. Desde entonces, Aquisgrán se ha distinguido por su turismo termal, que todavía hoy brota sin cesar. De hecho, las Termas Carolus son las más visitadas de Alemania, estimándose su afluencia anual en nada más y nada menos que 300.000 visitantes. La ciudad, además, tiene mucho más, por lo que no sólo es un destino adecuado para permanecer en remojo. Es, de hecho, una de las ciudades históricas de Alemania; nada más y nada menos donde fijó Carlomagno la sede de su importante imperio. Verás los vestigios de todo ello en cada calle y, sobre todo, en la impresionante Capilla Palatina, donde todavía hoy puede contemplarse su trono.

Aquisgrán (Alemania)

Budapest (Hungría)

¿En serio que los romanos llegaron hasta Hungría? ¡Desde luego! Teniendo en cuenta que bautizaron a la actual Budapest como Aquincum, ¡está claro que vieron enseguida la calidad de sus aguas subterráneas! La capital húngara es una gozada como destino turístico de bienestar, especialmente por la extensa variedad de termas que hay para elegir. Hay de todo: desde termas turcas a termas decimonónicas casi palaciegas, termas de la época comunista, termas más actuales… Sin duda las más conocidas son las de Széchenyi, aunque puedes verlas una a una en este artículo que dedicamos en su día a las mejores termas de Budapest. Aunque si quieres explorar más allá de la capital, no puedes perderte el Lago Héviz, el lago termal más grande de Europa con aguas que oscilan entre los 24 y 38 grados.

Las piscinas exteriores de las termas de Szechenyi

Bath (Reino Unido)

La conquista de Britania fue tardía pero tuvo una recompensa de lo más caliente: las aguas termales de Bath. Aunque sus aguas medicinales ya eran disfrutadas por los celtas, fueron los romanos los encargados de llevar la cosa al siguiente nivel. De hecho erigieron unos baños que no debieron de estar nada mal… y hablamos en este tiempo verbal porque lo único romano que se conserva hoy son los basamentos del Gran Baño. Todo lo demás es fruto de una reconstrucción del siglo XVIII. La mala noticia: no te puedes bañar ahí, es un museo (en el que, por cierto, podrás contemplar otros vestigios romanos). Si lo que quieres es un buen remojón, entonces nada mejor que desplazarse a las más modernas Thermae Bath Spa.

Gran Baño, en Bath

Saturnia (Italia)

Unas termas, como quien dice, que estaban al lado de su casa, pues están ubicadas en la misma Italia. Aunque en un principio eran disfrutadas por los etruscos, los romanos no tardaron en mejorarlas y hacerlas suyas cuando se hicieron con el control de la península itálica. El resto puedes verlo tú mismo: unas termas de gran belleza donde destaca la atractiva cascada que recorre varias piscinas organizadas en terrazas. Lo mejor, sin duda, es lo que fluye: aguas sulfúreas de grandes cualidades terapéuticas que manan a 37 grados y, lo que es lo mejor, con un caudal constante: ¡nada más y nada menos que 800 litros por segundo!

Termas de Saturnia (Italia)

Baden-Baden (Alemania)

En el sur de Alemania se encuentra esta encantadora ciudad termal que, durante todo el siglo XIX, fue una de las ciudades balneario con mayor afluencia de visitantes en Europa. Aquí venían personas de todo el continente e incluso de otros atraídas por las propiedades benéficas de sus aguas y por el pintoresquismo de la localidad. De hecho, fue el escritor estadounidense Mark Twain el que dijo la famosa frase de que en Baden-Baden “a los diez minutos te olvidas del tiempo, a los veinte te olvidas del mundo”. Sin duda la joya de la corona es el Friedrichsbad, unas termas de grandes dimensiones encuadradas en un bello edificio decimonónico. Fue construido sobre el enclave de los antiguos baños romanos, por lo que la milenaria tradición de las aguas termales en Baden-Baden, nunca mejor dicho, sigue manando saludablemente.

Baden-Baden, en Alemania

Orense (España)

Con la conquista de Hispania los romanos tuvieron que entusiasmarse de lo lindo, dado que el subsuelo de la península no sólo albergaba preciosos metales, ¡también estupendas aguas subterráneas! Hay constancia documental de numerosos baños en la Hispania romana y podríamos hablar de muchos, aunque probablemente el más interesante sea el de Orense, porque sigue brotando como el primer día. De hecho no siempre es bien conocido que la ciudad gallega cuenta con unas aguas termales nada desdeñables. Puedes ver uno de sus surtidores en As Burgas, en la misma ciudad. Aunque si lo que buscas es un buen baño, no te pierdas las piscinas de aguas termales al aire libre de A Chavasqueira, en las inmediaciones del Río Miño.

Termas la Chavasqueira (Orense)

IMG: iStock, Pixabay.

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