No sería la primera vez que organizamos con toda la ilusión un viaje con un amigo o amigos y al final la experiencia queda ensombrecida por alguna discusión o mal rollo. Hay muchas maneras de gestionar estos incidentes, e incluso de solucionarlos, pero independientemente de su resultado suelen ser un bache en nuestro viaje. En este artículo te mostrábamos como elegir el mejor compañero de viaje; pero es que, aún haciéndolo, es posible que el plan nos salga rana. Si no quieres que eso ocurra, nunca está de mal estar prevenido. ¡En este artículo te mostramos un par de consejos!
Elegir bien el compañero de viaje
En realidad, la acción más efectiva que podemos hacer para evitar discusiones en un viaje se lleva a cabo antes de viajar. Y consiste en escoger el mejor compañero o compañeros de viaje. Las fricciones en un viaje pueden ser múltiples, pero pueden reducirse en tres grandes categorías: las discrepancias en cuanto a los planes, las discrepancias en lo referente a qué hacer y las diferencias en lo tocante al presupuesto. A esta triada le podríamos añadir ciertas diferencias de carácter que pueden aflorar de manera ruda si se produce un contratiempo. Por tanto, aquí tienes una acción preventiva que se soluciona seleccionando a un buen compañero de viaje. Por tanto, ten en cuenta lo siguiente:
- Selecciona a una persona cuyos planes y expectativas de viaje coincidan mayormente con los tuyos.
- Acuerda y consensúa con él el itinerario y planes antes de reservar.
- Escoge a un compañero cuyas expectativas y posibilidades en cuanto a presupuesto se acomoden a las tuyas.
- Evalúa a tu compañero en base a su carácter y capacidad de diálogo. También puedes seleccionarlo por las aptitudes que tú no tengas o no poseas en igual medida. Por ejemplo, si te bloqueas fácilmente ante un contratiempo, escoge a alguien resolutivo. O si tiendes a perder los nervios, trata de elegir a alguien calmado y con templanza (y que te aguante 🤣).
Darse espacio el uno al otro
Muchas veces damos por hecho equivocadamente que dos personas que se entienden en un viaje son aquellas que pueden estar absolutamente 24/7 juntas. No es necesario ser uña y carne. De hecho, es cada vez más habitual que los amigos consensúen el tomarse cada uno un día a su aire. Se trata de una gran idea porque, aunque os complementéis mucho, siempre hay algo que uno quiere hacer o visitar y al otro no. Incluso si, como cada vez más personas hacen, quieres echar mano de alguna app de ligoteo para viajes, y te surge una cita, ¿por qué no arreglarla para ese día que cada uno se ha regalado a sí mismo? Sería bastante feo hacer una bomba de humo porque has quedado con alguien y dejar a tu amigo compuesto y sin novio, ¿no?
No romper las expectativas consensuadas
Una parte importante del viaje no son las actividades o las experiencias que finalmente se obtienen, sino sobre todo las expectativas que uno tiene sobre lo que va a suceder viajando. Y todo viaje con alguien se basa en unas expectativas consensuadas. Naturalmente, un viaje es algo que puede cambiar sobre la marcha, pero no es menos cierto que las personas que viajan juntas mantienen un cierto acuerdo tácito de lo que ambas buscan en ese viaje. Por ejemplo, si la idea es explorar a tope la vida nocturna, siempre resulta un fastidio una “rajada” a última hora de alguno de los dos. O, si el plan es sacarle todo el partido al destino y no parar de hacer cosas, puede resultar irritante que uno de los amigos se descuelgue insistiendo para salir de fiesta. En ocasiones este acuerdo es manifiesto y está muy claro, e incluso se ha hablado ampliamente; pero en otras ocasiones es implícito. Vale la pena saber leer a la otra persona.
Ser dialogantes (y rigurosos) con presupuesto y gastos
Los encontronazos motivados por el vil metal no ocurren tan a menudo cuando dos viajan solos, pero sí pueden ser habituales cuando viajan varias personas en grupo. De acuerdo, ahora tu me pagas esto y luego te pago yo lo otro y… tururú. De hecho, el gorrón es un estereotipo de persona y también de viajero y siempre se cuela alguno. Si hay algo delicado es el dinero, por lo que muchas discusiones se incendian por esta cuestión. Por tanto, conviene viajar con personas que no se van a hacer las locas o que prometen liquidar su parte de los gastos al volver a casa y… tururú. En fin, mejor evitar estos potenciales elementos de discordia. La buena idea es que existen apps para compartir gastos en un viaje que, al registrarlo todo, de manera aséptica y rigurosa, pueden evitar más de una refriega. O el reparo de tener que irle a alguien detrás para que te liquide una deuda del viaje.
Y como en todo… tener mano izquierda
La vida es azar y los viajes son pura vida, por tanto, por mucho que lo tengamos todo atado y bien atado siempre hay algo que puede salir como no esperábamos. En estos casos, como ocurre a menudo en nuestro día a día, la solución más razonable es tener mano izquierda. Y también ser comprensivo. Por ejemplo, si ocurre un imprevisto durante el viaje (por ejemplo, perdéis el vuelo de escala) puede ser entendible que tu compañero pierda la compostura. O, simplemente, quede bloqueado y debas tú solucionarlo todo. No vale la pena, en este contexto, tenérselo en cuenta ni iniciar una discusión. Cada uno de nosotros tenemos una personalidad definida y, por tanto, una manera diferente de reaccionar ante imprevistos. Más vale tragarse un sapo de vez en cuando que nuestro viaje nos salga rana.
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