El turismo espiritual es una modalidad de turismo con cada vez más adeptos. La vorágine de la vida cotidiana, dominada por las prisas, la rutina y las obligaciones, en muchas ocasiones nos desconecta de nuestro interior. Qué mejor manera de reconectar que viajando a lugares que ya sea por lo paisajístico o lo religioso evoca en nosotros esa espiritualidad perdida. Si es tu intención el viajar con un enfoque místico o espiritual sigue leyendo. Y, para ampliar información, te recomendamos que eches un ojo a nuestro artículo sobre las ciudades sagradas del mundo o los mejores lugares del mundo para practicar yoga. ¡Comenzamos!
Santiago de Compostela (España)
Santiago de Compostela es, junto con Roma, la ciudad más espiritual de la Cristiandad desde que se descubriera en el siglo IX la supuesta tumba del apóstol Santiago. Desde entonces se ha convertido en uno de los centros de peregrinación más famosos y transitados del mundo. Lo espectacular de su paisaje, que rodea al peregrino, puede haber reafirmado ese carácter espiritual del Camino de Santiago. Además, no hay que olvidar que, durante mucho tiempo, se pensó que Galicia era el fin del mundo. Algo que, sin duda, acrecentaba la atmósfera de misticismo. Si la visitas, por supuesto, no dudes en visitar su Catedral, una de los monumentos más increíbles del románico Europeo. Y, para saber más, aquí te dejamos nuestro artículo sobre qué ver y hacer en Santiago de Compostela.
Benarés (India)
Benarés es una de las ciudades más espirituales de la India. Y es que, según la tradición hinduista, quien muera en esta ciudad podrá librarse de la rueda de las reencarnaciones. Es por esa razón que todo en Benarés está tan dominado por la muerte. Las cremaciones están al orden del día, por lo que hay que viajar a ella muy preparado emocionalmente. Con todo, no es el único interés de la ciudad, también cuenta con construcciones como el Templo de Kashi Vishwanath, que vale mucho la pena
Rishikesh (India)
Rishikesh cuenta con el honor de ser considerada la capital mundial del yoga. A esto han contribuido varios factores; entre ellos, que sea el río sagrado Ganges el que bañe la localidad y que en ella numerosos sabios o rishis han practicado meditación. De hecho, existen en Rishikesh varios ashrams o centros de meditación. Aunque lo espiritual no se queda aquí: puedes visitar el Templo de Trayambakeshwar, un edificio de más de 10 plantas a orillas del Ganges, o meditar en la Cueva Vashishtha.
Jerusalén (Israel)
Jerusalén es la ciudad sagrada nada más y nada menos que para las tres religiones abrahmánicas: Judaísmo, Cristianismo e Islam. Algo que históricamente ha producido no pocos roces. Sin embargo, visitarla es toda una experiencia dado que la religiosidad y el misticismo rezuman por todos lados. Los judíos tienen el Muro de las Lamentaciones (los restos del Templo de Jerusalén), los cristianos adoran el Santo Sepulcro (donde, según la tradición, fue enterrado Cristo) y los musulmanes se postran en la Mezquita de la Roca (donde Mahoma ascendió al cielo después de su viaje nocturno de La Meca a Jerusalén). Como ves, misticismo en cada piedra.
Bodh Gaya (India)
El budismo cuenta con un sinfín de lugares sagrados pero, puestos a escoger uno, Bodh Gaya es uno de los más importantes. Y es que fue aquí donde, según la tradición, Siddharta se convirtió en Buda, es decir, en el “Iluminado”. Aquí, bajo un ficus, alcanzó el nirvana tras luchar contra un sinfín de tentaciones y demonios. Desde entonces es uno de los lugares de peregrinación más importantes del budismo. De hecho la localidad está repleta de templos, siendo el más llamativo el Templo de Mahabodhi. Un templo que se cree que fue fundado por Ashoka, el primer emperador budista de la India, pero que fue destruido por la invasión musulmana para ser de nuevo erigido por los ingleses.
Potala (Tíbet)
Ubicado a más de 4.000 kilómetros de altura, lo indómito de su paisaje ha contribuido sin duda a su halo de misticismo. Y es que en el Tíbet floreció una de las tres corrientes mayoritarias del budismo: el budismo vajrayana. Verás en cada esquina la profunda espiritualidad del Tíbet, aunque el lugar donde esta se muestra en todo su esplendor es el el Palacio de Potala, un enorme edificio de más de 1.000 habitaciones que conjuga el poder espiritual con el poder civil: cumplía la función de residencia del Dalai Lama.
Sedona (Estados Unidos)
Al igual que ocurre con el Tíbet y otras regiones, la condición espiritual de Sedona viene marcada, sobre todo, por el entorno. Y es que seta localidad ubicada en Arizona es bien conocida por los reflejos rojos de la tierra y las montañas en determinadas partes del día. La tradición espiritual es bien antigua, puesto que se cree que ya cumplía una función religiosa para los nativos navajos y hopis. Hoy en día atrae a nada más y nada menos que 3 millones de visitantes anuales, en parte por su oferta espiritual. Meditaciones, retiros y talleres sobre bienestar y sanación son algunos de sus encantos.